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Tribuna

Los olores del Congreso, el bebé y más

La entrada de los diputados de Podemos en el Parlamento español

Carolina Bescansa, diputada electa de Podemos, ha llevado a su bebé, de meses al Parlamento. Tuvo la debilidad de "instrumentalizar" a su criatura en beneficio de su propia vanidad y de su grupo parlamentario, dicen algunas voces de la política y de la prensa. Las alarmas han saltado. La ignorancia de algunas personas olvida que fueron las parlamentarias verdes de Alemania, por los años setenta, quienes ya daban el pecho a sus criaturas en el Parlamento alemán. Y no pasó nada. Así como durante el otoño de 1991, la entonces diputada de Izquierda Unida Nines Maestro acudía al Congreso de los Diputados con su bebé recién nacido, para amamantarlo, y también llevó a su pequeño al XIII Congreso del PCE, en diciembre de aquel mismo año.

En fin, más allá de la polémica, veamos que olores se han dejado en el Parlamento, hasta hoy, ya que el nuevo parece olerá de otro modo, o al menos eso esperamos. No es necedad constatar que ciertos olores nada agradecidos han pululado por el Parlamento español, así como por la política en general: olor, con el copago y recortes en la sanidad pública para favorecer la privatización de la misma; olor, a unas pensiones miserables que dejan a los y las pensionistas en el desamparo; olor, por el rescate de los bancos, con dinero público, mientras se recorta en numerosas partidas sociales.

Olor, a miseria por una reforma laboral que está enviando a la penuria a miles de personas, con un paro en subida exponencial que deja al pairo social a numerosas familias; olor, a privatización, con la LOMCE, en la Educación Pública, favoreciendo los colegios religiosos y otras entidades privadas. Una " Ley Mordaza" que huele a tiempos pretéritos que se pensaban superados; propiciando multas y cárcel a quienes protesten por el al actual estado de cosas que ocurren en este país.

Ventílese, pues el Congreso con el bebé de Bescansa y con la nueva juventud de rastas, camisas y vaqueros que está apostando por una España más limpia, más honesta, más plural y menos casposa.

Es obvio que no basta vestirse de traje de marca para desempeñar el noble trabajo de la política con aseo, muchas corbatas y trajes han llevado al parlamento el olor a corruptelas, pero también es obvio que tampoco es suficiente renunciar a la corbata y ataviarse con una mochila para ser el norte de la honestidad y limpieza ética.

Que hay que cambiar la manera de hacer política, es cosa que no debería de crear grandes problemas y dudas. No es a Podemos y las mareas a quienes corresponde el mérito de haber traído la democracia representativa; pero sí es mérito suyo haber finiquitado o al menos intentarlo unas formalidades tanto de forma como de fondo que esconden más de hipocresía que de sinceridad. ¿ Qué es la corbata y ciertos tratamientos personales así como las inclinaciones sumisas de cabeza ante el rey o la reina?¿ No son solo convenciones?

En mi opinión, para identificarse con la ciudadanía que vota, la de la calle, lo que se llama gente corriente, se requiere además de ser también gente corriente, parecerlo. Y no se parece cuando el señorío, engominado y perfumado, predomina por encima del votante.

Es verdad, que tampoco el vestuario desaliñado, tal vez hosco, tiene porque ser más democrático que el "otro", pero es que el prejuicio parte del traje hacia el pantalón vaquero o la camisa arremangada y no al revés, ese es el quid. Lo mismo, ocurre con Carolina Bescansa y el bebé, es esta parlamentaria la que es , injustamente, cuestionada por haber llevado a su bebé. Y a la que se le acusa de instrumentalización.

Una pregunta, como corolario, ¿quiénes instrumentalizan al bebé, para criticar la supuesta instrumentalización del bebé? ¿Hay alguien por aquí que no se sienta instrumentalizado/ instrumentalizada?

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