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Pel Camín

Mieres recuerda a Tino Arnizo

Antiguos alumnos del fallecido maestro de la tonada colocarán una placa conmemorativa en Nembra, su pueblo natal

Quién deja buena huella plantada, más bien pronto que tarde, se le recuerda. No hace mucho que el intérprete de la tonada y maestro de nuevos valores, Tino Arnizo, dejó este mundo tras una larga y densa etapa de participación y difusión de los valores folclóricos de Asturias. Aparte de su presencia y actuación en múltiples festivales, sentó cátedra de maestro en la escuela del Centro de la Asociación Vecinal de Santa Marina, donde jóvenes y mayores recibieron sus enseñanzas de forma altruista. Por tal motivo un grupo de ellos, apoyado por los promotores de la escuela, concretamente los dirigentes de la acción vecinal, van a colocar una placa de recuerdo en la localidad de Nembra, concejo de Aller, para dejar constancia de su admiración, agradecimiento y cariño. Será el próximo sábado.

Ante ello no sobra recordar algunos rasgos de esta figura que marcó una época. Nacido en la citada localidad allerana, en el año 1941, fue el segundo de cuatro hermanos, más una hermana, todos ellos aficionados a la interpretación de la tonada. Incluso su hermano mayor Serafín, pronto destacó como intérprete, participando en varios concursos. Sin embargo fue ampliamente superado por Celestino González González (Tino Arnizo como todo el mundo lo conocía), cuya afición se fue incrementando como observador que era, al escuchar el buen hacer de otros que fueron sus modelos en fiestas y "chigres" de la época. Comentaba él mismo que sus dotes se habían desarrollado escuchando y practicando continuamente hasta convertirse - según opinión generalizada - en un gran maestro de la tonada.

Indudablemente su proyección le llevó varios certámenes de competición por varias localidades asturianas, alcanzando éxitos de la máxima dimensión en concursos como el de Oviedo, organizado por el diario Región, varias veces en Lugones, Vega de Anzo, Llanes, Quirós, Candás y muchos más que sería largo enumerar.

Dado que la canción asturiana, pese a los éxitos, no cubría las necesidades más esenciales, Celestino se decidió por la mina, acabando en Minas de Figaredo, lo que propició que fijase su residencia en Mieres, y en esta explotación minera se jubiló. Ello dio pie, por su inquietud, a seguir ejerciendo su vocación como maestro, y lo hizo en la Escuela de Tonada de Santa Marina, por iniciativa de la Asociación Vecinal, formando y enseñando su arte a jóvenes valores que hoy día son la semilla de sus enseñanzas. Con la idea de reconocer sus esfuerzos y desvelos a favor de los valores de "la tierrina", ahora se le rinde este sencillo homenaje, con una simple pero a la vez valiosa placa en su pueblo natal, como reconocimiento de lo que supuso su aportación a la tonada.

La propuesta: Comenzamos con el final. "ojo al ¡dato!", porque, iniciadas están las obras de renovación y actualización del centro norte de la sanidad pública en Mieres, situado en la calle Pérez de Ayala. Sin duda buena noticia, pero, es necesario recordar que allí existen uno fresco de valor, obra del pintor mierense Sócrates Quintana que, sin duda alguna, exigen respeto y y seria conservación. Simplemente para tener en cuenta el detalle. ¡Ah!. Y no sobraría un poco de restauración y que no se adhieran pegatinas sobre él.

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