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Director de fútbol base del Sporting

El premio a una idea, al liderazgo y al compromiso

Luis Enrique ha conseguido una interesante evolución del fútbol clásico del Barcelona con grandes resultados

Luis Enrique ha conseguido el galardón que le acredita como mejor entrenador del año 2015. Esta distinción otorgada por la FIFA está plenamente justificada por los títulos obtenidos por el Futbol Club Barcelona bajo su dirección. De esta forma, en su primera temporada al frente del equipo azulgrana conquistó el segundo triplete en la historia del club, con unos registros extraordinarios al lograr nada menos que 50 victorias y 4 empates por tan sólo 6 derrotas.

Más allá de este cómputo de títulos y victorias, me parece más que oportuno valorar la justificación de este premio por los méritos contraídos por Luis Enrique en términos del procedimiento y su estilo como técnico. En este aspecto considero que este galardón hace honor a su brillante trabajo al servicio del desarrollo y enriquecimiento de una idea de juego; también a su incontestable liderazgo; y, como no, al compromiso demostrado con su profesión, con su grupo de trabajo y con la cultura del esfuerzo y superación.

El fabuloso tridente ofensivo del FC Barcelona, formado por Messi, Suárez y Neymar, pasará a la historia del fútbol como uno de los tríos más desequilibrantes que se hayan visto. Pero en el verano de 2014 eran muchos los interrogantes acerca de la ubicación en el campo, y dentro de un esquema, de estas tres figuras mundiales. La facilidad con que Luis Enrique ha adoptado una solución natural, con un gran rendimiento individual y colectivo, que permitió integrar a Iniesta en el trío de centrocampistas junto con Busquets y Rakitic, ha sido un pilar del éxito del equipo. Por otra parte, Luis Enrique ha logrado preservar las señas de identidad de un equipo siempre reconocible por el dominio del juego posicional y por la defensa como medio para la recuperación rápida del balón. Ha sido capaz incluso de dotar de verticalidad y contraataque al juego blaugrana, lo que constituye una meritoria e interesante evolución de esta idea de juego.

Los aficionados sportinguistas recordarán en Luis Enrique un jugador de marcado carácter competitivo y tenaz, de gran coraje e incuestionable talento. Como técnico creo que ha logrado asentar en su marcada personalidad, en sus convicciones y en su trato directo un claro y efectivo liderazgo, que le ha permitido una gestión brillante de un vestuario de grandes futbolistas y del entorno de un club grande. Prueba de ello es la cohesión y la inercia competitiva, así como el rendimiento sostenido y un mensaje externo uniforme y sin estridencias, que no hace otra cosa que reafirmar y reforzar su condición de líder.

A todas estas virtudes, sobre las que el técnico asturiano ha consolidado su calidad como entrenador, creo que hay que sumar su dedicación, su capacidad de trabajo y el compromiso que demuestra con una profesión de gran exigencia, al ser un técnico meticuloso y detallista. Junto con sus colaboradores (entre los que se encuentra el también asturiano Joaquín Valdés, como psicólogo deportivo) ha formado un grupo de trabajo versátil y cohesionado, un signo de adaptación a los retos de su cargo, también de exigencia y de inconformismo.

Por último, me gustaría destacar la condición de Luis Enrique como técnico asturiano, así como su pasado sportinguista. Esta particularidad la comparte con su buen amigo, y ahora compañero de profesión, Abelardo. Ambos, aparte de exponentes como técnicos de primer nivel, asumen con orgullo y naturalidad esta condición. Estos detalles dan prestigio a Mareo, no solo como cantera de jugadores, sino como cuna de técnicos que se consagran en la élite. Relevancia y capacidad como técnicos de futuro, sin olvidar su pasado.

Enhorabuena, Luis Enrique. Gracias por tu ejemplo.

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