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O campeones o nada

Para ser campeón hay que ganar a los mejores. Más que una disculpa para minimizar un tropiezo inexplicable, el argumento más repetido estos días en la selección española es una verdad incuestionable. Claro que sería mejor afrontar un solo "hueso" que tener que roer a cuatro seguidos, pero a estas alturas pocos españoles se conformarían con un segundo puesto en la Eurocopa. El cuatrienio fantástico, de 2008 a 2012, afinó tanto el gusto de la hinchada que ya nadie se acuerda de la "maldición de cuartos". Está bien que el nivel de exigencia haya subido, pero nada es fácil para nadie. Ni para esos ogros que asoman para cerrar el paso hacia la final de París. Alemania tardó en resolver frente a Ucrania y las pasó canutas con Polonia. Francia estuvo con el agua al cuello hasta el descuento de los partidos con Rumanía y Albania. Italia se deshizo de Bélgica y Suecia a la vieja usanza, con un estilo que aquí levantaría ronchas, además de perder con una de las "marías" del campeonato, Irlanda del Norte. E Inglaterra, que tan bien suena al recitar la alineación, va a tirones.

Por el lado "fácil" del cuadro aparecen Portugal, Bélgica y Croacia. Las dos primeras partían con el cartel de favoritas antes de que empezara a rodar el balón. Y, una vez superadas las dudas de la primera fase, son una amenaza para cualquiera. Por algo en un lado se alistan Moutinho, Nani o Cristiano Ronaldo. Y en el otro brillan los Courtois, De Bruyne, Hazard, Carrasco y Lukaku. Croacia, aparte de Modric y Rakitic, quizá no pueda presumir de grandes estrellas, pero acabamos de comprobar la fortaleza de su grupo. Pese a renovar media alineación, el martes demostró que es una de las selecciones más solventes del torneo. Es posible que para Croacia sea un éxito llegar a la final. A España ya no le basta.

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