La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De condición humilde

El deporte, y en concreto el fútbol, necesita de personas que trabajen para los clubes de barrio, de pueblo

Declaraba esta semana Amorebieta que, recién llegado al vestuario del Sporting, se encontró con "un grupo humilde y trabajador", como ya le habían anunciado, cuya "humildad nos permitirá estar en Primera muchos años". Es lo que toca: ser modestos y soñadores. Esa es la línea, ahora continuamos a por el bingo: mantenerse ahí arriba, en la azotea de la clasificación con vistas a Europa. El Sporting ya fue la pasada temporada con el mono de currito al Vicente Calderón, y casi logra premio. Este sábado los rojiblancos no vestirán su primera equipación, pero al margen de colores deberán saltar al campo del Manzanares con ese espíritu que descubrió el defensa vasco cuando llegó a Mareo.

El deporte, y en concreto el fútbol, necesita permanentemente de personas humildes, modestas, que trabajen en los equipos de barrios y pueblos. La Liga de las estrellas no sería nada sin ellas. Cuando los portavoces mediáticos suman a la cantera blanca a Marcos Asensio y Lucas Vázquez, por ejemplo, alteran los hechos. El uno empezó en el Playas de Calvia y luego pasó a las categorías menores del Mallorca. El gallego tuvo su primera camiseta con los colores del Curtis (A Coruña) donde nació y creció dando patadas al balón. No nacieron al mundo del fútbol en la lujosa ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas; objeto de sanción por parte de la FIFA. Los grandes lo quieren todo: incluso el origen de sus futbolistas, debidamente manipulado.

Maximino Martínez, presidente eterno del fútbol asturiano, exponía que faltan "vocaciones directivas". Es un problema en las categorías regionales. Ahora que mejoran las instalaciones deportivas (los campos embarrados y las casetas sin ducha empiezan a ser historia) son necesarios tutores sacrificados para acompañar esos primeros pasos de los chavales. Detrás de las estrellas champions hay entrenadores, directivos, presidentes que nunca pisarán el palco o el césped del Bernabéu o el Camp Nou. Una camiseta dedicada por uno de esos agradecidos futbolistas es para ellos un trofeo. La humildad no se entrena: viene de serie, es producto de la educación.

Ángel Torres, el presidente del Getafe desde hace 12 años, eterno vendedor de las acciones del club sin encontrar comprador, continúa penando en el palco. Un aparente sufridor. Pero ahí sigue; no lo deja. Eso también sucede por otros pagos. Torres recordará que un entrenador humilde, gijonés, le llevó a Primera División. Luego, ciertamente, el equipo azulón tuvo otras buenas gestas. Pero Josu Uribe dio aquel primer gran paso: un hito.

Juan Esnáider igual que Hierro con pasado en el Real Madrid, lo tuvieron más fácil para llegar a los banquillos que ocuparán este domingo en el Coliseum Alfonso Pérez. Pero tanto el argentino como el malagueño saben que de glorias pasadas no se alimentan las gradas del Getafe y el Oviedo. El malagueño ya lo tiene claro.

A la hora del triunfo todos se apuntan. ¿Quién estaba junto a Pablo Carreño Busta cuando empezó a empuñar sus primeras raquetas en el Grupo Covadonga? Él seguro que los tiene presentes, ahora que empieza a subir puestos en el escalafón de la ATP en singles y dobles. Hace nueve años era un cadete que aparecía por primera vez en televisión (TPA), en directo, sobre la arena mojada del Torneo Playa de Luanco. Allí estaban Feliciano López, Félix Mantilla o el argentino Juan Mónaco como testigos del prometedor juego del tenista asturiano que ojalá llegue a ganar un Grand Slam.

Compartir el artículo

stats