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Fondo Norte

La prórroga soñada por los rojiblancos

El triunfal esfuerzo del Celta en la medianoche del jueves se contrapone a la apuesta por las rotaciones

El mejor diseñador de vísperas favorables a los intereses del Sporting no lo habría hecho mejor: el próximo visitante del Anfield del Piles juega el jueves un partido a cara de perro en un país lejano, con esfuerzo desde el primer minuto al último, y con prórroga incluida. Ese rival, damas y caballeros, señoras y señores diputados, es nada menos que el Celta del Toto Berizzo, que está resultando mejor entrenador que defensa central, y cuidado que fue buen central. Los célticos arribaron al aeropuerto de Peinador a las ocho de la mañana del viernes, con un margen de descanso mínimo. Es cierto que los vigueses practican el noble deporte de las rotaciones, y lo practicarán en Gijón, pero habrá que entender que el jueves jugaron los mejores porque el club tiene muchos intereses en la Liga Europa. O sea, que el partido de mañana es uno de esos que hay que abrir con papel y lápiz para ir punteando los nombres de los jugadores que salieron en Ucrania y los que sólo saldrán en El Molinón para un partido en el que el Sporting se juega medio bigote y parte de las cejas.

Es bueno saber que el equipo mejora semana a semana, según aviso del caporal rojiblanco, Rubi. Es bueno saberlo porque los tres puntos de mañana son imprescindibles para la salida de la zona de descenso. Con cansancio o sin cansancio céltico, el Sporting está obligado a ganar, sin disculpa.

La vinculación del Celta con El Molinón va más allá de lo que pueda parecer. El más fino analista de la actualidad deportiva viguesa sostiene, y sostiene bien, que la grandeza del actual Celta nació en el estadio gijonés la tarde en la que un tal Alexander Mostovoi (todos en pie) abandonó el terreno de juego, harto de las barbaridades tácticas del entrenador Fernando Castro Santos. Aquél fue más que un abandono del campo un canto a la grandeza del Celta, que tenía un plantillón al que no se le estaba sacando todo el jugo posible. El canal historia, bien sintonizado, nos puede llevar a un Celta grandioso, muy parecido al Sporting de los mejores días. El Celta estalló al año siguiente del gesto de Mostovoi bajo la dirección de Javier Irureta.

El Celta que llega no tiene la capacidad técnica de aquél, pero es un gran equipo, como demostró en la eliminatoria copera ante el Real Madrid y el mismo jueves ante un rival alegre y bien armado. A ese Celta el Sporting tiene que doblarle la mano y ganar los tres puntos imprescindibles.

La prórroga soñada por los intereses rojiblancos se queda empequeñecida por la destitución de Ranieri en el Leicester, campeón de la Premier. Eso, para que digan algunos que el fútbol inglés es un modelo de serenidad y respeto. La bofetada al entrenador que convirtió a un modesto en campeón es de las que no se olvidan. Hasta Mourinho ha tenido un gesto solidario con su colega. La ejemplaridad del fútbol inglés, en entredicho.

Aquí, sin embargo, se mantienen las buenas costumbres; si pregunto, ¿molesto?: ¿qué piensa Esuperio de la presencia de Julen Lopetegui mañana en el palco de El Molinón: puro protocolo o hay algo más? Próxima parada, Capuchinos.

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