El otro día estuve cenando en casa de mis padres. Hacía tiempo que no nos juntábamos por la dificultad de compatibilizar nuestros horarios en las últimas semanas. En las noticias solo hablaban de la duodécima, y mientras teníamos puesta la tele de fondo y charlábamos de nuestras cosas, mi hermano interrumpió la conversación y mirando fijamente al televisor soltó un: "No entiendo a la gente que vive tanto el fútbol".

Intentar explicar a alguien sentimientos, sensaciones, pasiones, cuando él no las vive es difícil. Explicar que para ti el Real Oviedo es casi una religión, es prácticamente imposible.

Mi hermano conoce a Messi, a Cristiano, quizás le suenen Griezmann y Sergio Ramos, porque es el capitán de la selección española. Imagínate si le hablo de jugadores que forman la plantilla del equipo que me hace volar en las buenas y hundirme en las malas. Si yo le digo a mi hermano que el Oviedo juega con Juan Carlos, Diegui, Christian, Costas, Fernández?

De pequeño yo siempre tenía mis dudas entre qué ser de mayor, entendiendo que "ser" significaría "trabajar de?". Tenía dos opciones, ser futbolista o ser cantante de un grupo famoso. No sabía que sensación me haría sentir mejor. O marcar un gol ante un estadio lleno de miles de personas o que esos mismos espectadores cantaran con una sola voz una de mis canciones.

La música abarca muchos espacios, gustos, diferencias culturales, idiomas, sonidos. A mí también me apasiona la música y a día de hoy disfruto mucho más de un directo de Quique González o Leiva que en un concierto multitudinario de U2.

Uno no decide un día que se levanta inspirado que quiere que le guste el fútbol, como uno no elige de qué equipo va a ser fiel seguidor. Todo se basa en los sentimientos, en lo que te hacen sentir las letras de ese grupo o cantante favorito, en lo que se te acelera el corazón cuando Toché marca un gol.

Yo no elegí ser del Real Oviedo, nací siéndolo.

Intenté explicarle a Jaime (mi hermano) que un gol de tu equipo es como cuando empieza ese estribillo de una de tus canciones favoritas.

Estás escuchando esa canción en cualquier lugar del mundo, en cualquier momento de tu vida, estés mal, te encuentres bien, y cuando llega ese instante, esa parte de la letra, todo cambia, todo es diferente y sonríes sin saber por qué?

Ese es el momento.

Un partido en el que estás esperando el mismo instante, el mismo sentimiento, ese estribillo que se convierte en gol y que lo cantas con la misma ilusión que tu canción favorita. Un gol del Oviedo es como el minuto 3:41 de "Let down" de Radiohead o el 3:22 de "Fix You" de Coldplay.

Es algo inexplicable, diferente, por muchas veces que lo escuches siempre te va a emocionar.

Te puede gustar mucho un grupo, un equipo, pero es imposible que te gusten todas sus canciones o todos sus partidos. Aún así, y como buen "grupie", la próxima temporada yo estaré ahí, igual de ilusionado y de motivado que tú cuando compras el nuevo disco de tu grupo preferido; así que a partir de la primera jornada de la próxima temporada empezará a sonar mi disco favorito.