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Víctor Rivera

Análisis

Víctor Rivera

El Sporting vuelve a perder el balón

El entusiasmo duró poco. El tiempo que tardó el Sporting en alejarse de El Molinón y el "efecto Baraja" en evaporarse. En Granada no quedó ni rastro del equipo que le había devuelto la esperanza al sportinguismo. Al contrario, pareció de nuevo el mismo grupo que llevó a Paco Herrera al borde de la depresión. Es cierto que pudo haber errores arbitrales, pero los más graves los cometieron los futbolistas del Sporting. Hay poco que protestar en el penalti en el que a Juan Rodríguez le faltaron tablas para dejar sin trascendencia esa acción. Es cierto que no hubo córner y sí una posible mano de Joselu en la acción previa al segundo gol, pero el verdadero problema es la fragilidad del Sporting a la hora de defender los balones parados. ¿Y el fútbol? De fútbol nada. Otra vez, el Sporting intentó jugar sin balón.

La confianza se gana. Quizá porque aún es fácil imaginarlo en pantalón corto, Rubén Baraja demuestra un profundo conocimiento de los códigos del vestuario y una sensibilidad especial con los futbolistas. El nuevo entrenador del Sporting lanzó ayer un mensaje diáfano con su alineación inicial. El técnico repitió el mismo equipo que goleó al Tenerife y dejó claro a los futbolistas que, desde ahora, la confianza se gana en el campo y que el rendimiento es el mejor camino para hacerse un sitio en la alineación titular.

Más orden que concierto. La producción del Sporting fue escasa y la propuesta pobre trajo a la memoria la etapa anterior a Baraja. Quizá sea cierto que todo el problema no estaba en el banquillo. El Sporting fue dominado desde el principio, pero es cierto que mantuvo cierto orden hasta la jugada del penalti y que el Granada no había generado grandes ocasiones. El que no lo hizo fue el Sporting que tardó en asomarse al área de Javi Varas y lo hizo con ternura. Hasta el tiempo de prolongación, cuando llegó el gol de Santos, no se planteó un ataque serio de los rojiblancos.

Juan Rodríguez se convierte en clave. Cuando parecía que el horizonte se le despejaba a Juan Rodríguez con la temprana lesión de Machís, saltó al campo Espinosa y el cielo se le cayó encima al central gallego, reconvertido a lateral derecho. Baraja dio la sorpresa manteniendo al futbolista del filial en el once y Juan Rodríguez fue sacando el partido adelante. Hasta que Espinosa logró llevarlo a su terreno, sacarlo de posición y exponerlo fuera de la zona de confort. Desbordado, el gallego agarró manifiestamente de la camiseta a su rival cuando ya llegaba al cruce Álex Bergantiños.

Carmona es míster Hyde. Sobre Carlos Carmona pesó siempre la sospecha de la irregularidad. El futbolista balear acabó convertido en el héroe del partido ante el Tenerife, pero apenas una semana después estuvo desaparecido en combate. Quizá no fue el único, pero el suyo es un vacío que el Sporting acusa de forma manifiesta.

Se rompe por el medio. El principal problema del Sporting volvió a localizarse en el centro del campo. Bergantiños dio empaque al equipo, pero no alcanza para canalizar el juego. Nacho Méndez lo intentó pero perdió la batalla con el poderoso Kunde. El guaje dejó algún detalle, pero no consiguió hacerse el dueño del balón. Hay que agradecerle a Baraja que le dé continuidad.

Rubén García pide más. Aunque no ha sido titular desde la llegada de Baraja, Rubén García ha tenido una participación destacada en los dos encuentros del nuevo técnico. Ayer, como hizo ante el Tenerife, repartió una nueva asistencia, mostró descaro y la capacidad para el desborde que les había faltado a sus compañeros.

El mercado como esperanza. La próxima vez que el Sporting juegue un partido, el mercado de fichajes llevará varios días abierto. La esperanza se centra de nuevo en Miguel Torrecilla y en su capacidad para encontrar soluciones de forma eficaz y rápida. Lo ideal sería que los refuerzos estuvieran ya ante el Córdoba. Se buscan un centrocampista y un extremo.

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