Hay que ver lo que le cuesta al Oviedo ganar sin sufrir. Que se recuerde, sólo un partido redondo en toda la temporada. ¿Contra? La Cultural, 3-0, justo antes de Navidad. ¿Las victorias con sufrimiento saben mejor? Ja. Pobres corazones.
Nada nuevo. El verbo sufrir es posiblemente el que más ha conjugado Anquela durante todo el año. De repetitivo, aburre. Pero es lo que hay. Ya ven cómo sufre él en el banquillo cada partido. De pie, minisprint hacia adelante, minisprint hacia atrás. Mueca a Aarón por no soltarla antes, a Berjón por no bajar un poco más... Cabreo, resoplido, brazada. Y así. Un show. El Oviedo le consume. Ha perdido kilos y ha envejecido por el Oviedo. Quizá porque lo siente.
Pero ahí está. Primera final ganada, que era lo importante. Quedan dos más (o una, se sabrá mañana). Ayer en la primera parte se vio un rato del gran Oviedo del invierno. El mejor Oviedo desde el derbi... con el mismo esquema y el mismo once que en el derbi. Presión alta, intensidad, velocidad, concentración, Aarón de vuelta. Y un rival tierno atrás. Así que arranque soñado: gol en el minuto cuatro y ocasiones por un tubo para sentenciar. Por un tubo. Pero nada. Y como nada, en la segunda parte vuelta al Oviedo atenazado. No debería haber pasado los agobios que pasó. Qué va. Pero es lo que hay. Sufrir, sufrir y volver a sufrir. Fallar tanto, ojo, se suele pagar caro. En un play-off o en el Reino de León.
Y ahora a León a cara de perro. La imprevisible Cultural (ayer pasó del 0-2 al 5-3) jugará por no bajar y el Oviedo por el play-off. Vida o muerte. Después de toda la tormenta, de la tremenda tormenta, hay vida. ¿Alguien recuerda ahora no sé qué goleada en Soria? El fútbol es una apasionante montaña rusa, una vía rápida de la depresión a la esperanza. Y viceversa. El oviedismo vuelve a creer fuerte. Si mañana el Huesca gana (y asciende) tendrá sidra gratis en Oviedo. Y, entonces, es de suponer que el pleno sólo dependa de León. Y si el pleno es igual a play-off... Que vayan fletando más trenes.
