La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pediatra del centro de salud de El Llano

El Llano: 20 años de vida compartida

Aniversario de un centro de salud que disfruta del reconocimiento de su barrio

El día 11 de septiembre de hace 20 años se inauguraba el Centro de Salud El Llano, con el que se culminaba en Gijón una fase decisiva en la implantación de un nuevo modelo de asistencia sanitaria. Desde entonces, la espléndida red de servicios médicos de la ciudad ha ido respondiendo a nuevas demandas y completando un despliegue funcional planificado desde finales de los años 80 del pasado siglo. El elevado número de ciudadanos que pasaban a depender del mismo en sus necesidades de salud y el cuantioso personal empleado en el mismo, además de su magnífico edificio, dio lugar a que en aquel momento y de manera grandilocuente en los medios se le empezase a denominar "la joya de la corona" del Insalud en Asturias.

Hoy puede afirmarse que a lo largo de estos años El Llano ha sido un centro distinguido y tenido como referencia no sólo por su enorme actividad y por la calidad de los servicios asistenciales ofrecidos, sino también por el trabajo docente y de investigación que en él se han realizado. Así, en él se han formado un importante número de médicos y enfermeras que hoy realizan una gran labor dentro y fuera de nuestra Comunidad, se han desarrollado programas de educación y ayuda a enfermos crónicos y personas con necesidades especiales y algunos de los estudios llevados a cabo desde sus consultas han alcanzado difusión internacional. Si bien hoy somos pocos los que hemos podido permanecer en el centro desde aquel momento inaugural y podríamos relatar su crónica completa, por sus diferentes áreas han pasado algo más de doscientos profesionales, personas comprometidas con su oficio y que en no pocos casos han entregado al barrio los que fueron los mejores años de su vida laboral.

A cambio este barrio de Gijón nos brindó cuando menos una gran oportunidad para desarrollar nuestra vocación, la posibilidad de conocer de cerca la vida y preocupaciones de sus gentes, de los casi 35.000 habitantes que nos han adoptado como parte del mismo, que fueron depositando algunas de sus dudas y esperanzas en nuestra competencia y en nuestra dedicación. También que han sabido aceptar todas nuestras limitaciones. En sus viviendas o en los consultorios fuimos hablando de cosas importantes, sufrimos, entramos mutuamente en nuestras vidas, a veces reñimos, y con mayor o menor acierto nosotros les planteamos soluciones, tomamos decisiones o dimos respuestas para curar, aliviar o consolar a los que fueron y son nuestros pacientes y vecinos. Desde el primer momento de esa biografía conjunta, de esa existencia compartida, se fue tejiendo una relación confiada, que imperceptiblemente, día a día, nos ha ido acercando y unido.

Tras echar la vista atrás tengo para mí que la población de nuestro barrio ha demostrado ampliamente con actos y gestos su reconocimiento hacia nuestra predisposición para atender sus males, sus cuitas y sus cuidados. Y que con eso, todos los que trabajamos en este centro no necesitamos buscar ya ninguna otra razón que justifique nuestra profesión, sus obligaciones, nuestra presencia aquí y la gratitud permanente.

Compartir el artículo

stats