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Aute, la poesía hecha música

Gijón siempre ha sido fiel a Aute y el pasado sábado centenares de personas lo han vuelto a demostrar acudiendo al Teatro Jovellanos para disfrutar del recital enmarcado en el Gijón Sound Festival. Fueron tres horas de concierto en el que este músico repasó algunos de los grandes éxitos de su carrera, desde los primeros temas de los años sesenta hasta canciones de su último disco, "El niño que miraba el mar" (2012), y en el que demostró su buen estado de forma especialmente en lo vocal. Antes de comenzar el concierto, pudimos ver su última película, "Vincent y el giraluna", un film de animación inspirada en el universo de Van Gogh y que, al igual que toda la obra de Aute transcurre calmada y exige el tiempo y la atención del espectador.

También con calma comenzó el concierto: colchones de cuerda en los teclados y todo un entramado instrumental diseñado para dar protagonismo a la voz de Aute, que arrancó con "Me va la vida en ello". A partir de ahí, más de una treintena de canciones mezclando estilos, épocas y temáticas sin que el cantante abandonara el escenario en ningún momento. Sonaron algunos de sus primeros temas, como "Aleluya nº 1" o "Rosas en el mar", popularizada por Massiel, otros más modernos y con los ritmos más vivos de los años ochenta y noventa, como "Una de dos" o "Slowly", y otros muchos que son ya himnos atemporales, como "Las cuatro y diez", "De alguna manera" o "Anda", que Aute interpretó solo a la guitarra.

No hubo grandes novedades, y nadie las esperaba, el público acudió dispuesto a disfrutar y recordar canciones que forman parte de la banda sonora de varias generaciones. Lo más novedoso quizás fue la instrumentación de muchas canciones, que bajo la dirección de Tony Carmona, guitarrista y productor de los últimos discos de Aute, consiguieron dar vida a los temas insertándolos en lenguajes dispares, como el rock and roll, el blues, el jazz e incluso el orientalismo de "Hafa café" o la música rembética de "Atenas en llamas", con la que escuchamos al Aute más reivindicativo políticamente con la situación que vive Grecia y, en general, el sur de Europa. Los coros de Cristina González Narea también resultaron fundamentales para añadir color al timbre monocromático de Aute.

No tendría sentido recoger aquí una relación de las canciones que sonaron el pasado sábado en el Jovellanos, lo que sí podemos afirmar es que algunos de los asistentes, entre los que me incluyo, descubrimos que conocemos muchas más canciones de Aute de las que pensamos. El momento más esperado de la noche llegó para cerrar el concierto y de forma inesperada: Aute interpretó "Al alba" solo en el escenario y "a capella"; una muestra más de la valentía de este artista, un momento mágico que el público respetó con silencio, aunque se podía percibir que todo el teatro la estaba cantando para sí. Realmente emocionante.

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