La semana pasada fue una semana de infarto, no sé si para todos pero por lo menos para mí. Empezamos con el "Brexit". Cuando el Primer Ministro Cameron convocó el referéndum me pareció una irresponsabilidad pero creí que sabía lo que hacía y estaba seguro de que el pueblo inglés iba a querer quedarse en Europa, pero nunca se debe dar nada por sentado. El resultado, a mi parecer, es desastroso y a Cameron le ha costado su carrera política.
Esa noche me senté ante el televisor relativamente tranquila, me ponía un poco nerviosa que no hicieran más que hablar de que el "remain", o sea quedarse, iba a ganar por un escaso margen. Me fui a la cama a las dos, dormí muy poco y cuando pongo la radio temprano por la mañana me entero que ha ganado el dejar la Unión Europa. Yo ya sé que los ingleses son muy suyos, pero esto no me lo esperaba, la campaña del miedo y el racismo, llevada maravillosamente a cabo por Boris Johnson, exalcalde de Londres y cabecilla del "Brexit", definido como "a shaved orangután" o sea un orangután afeitado y sobre todo por Nigel Farage, eurófobo declarado, líder del UKIP, en contra de la inmigración y que cogió la batuta mejorando incluso a Boris. Se dijeron muchas mentiras que incluso reconocieron haber dicho después sin ningún remordimiento. Y ahora un lío monumental. Me consta que hay muchísimos británicos indignados con esto, yo tengo muchos amigos que están horrorizados pero se abre un periodo de cambios y quizás no sea la cosa tan desastrosa como parece.
A mi me gustó la primera advertencia de unos cuantos mandamases del mercado común europeo que dijeron casi inmediatamente que la salida había que hacerla rápidamente, vamos que se fueran ya. Pero poco a poco se van buscando soluciones, por ejemplo seguir el ejemplo de Noruega que sería como estar y no estar pero ayudaría, aunque todo depende de quién lleve la batuta.
A continuación la zozobra y la tensión de las repetidas elecciones generales en nuestro país, aquí sí que estuve atacada, porque me temía lo peor que ganase nuestra joya Pablo Iglesias. De todos modos decidí pasar un día tranquilo, fui a votar por la mañana, no fuera a ser que me diera un pasmo, luego comimos una parte de la familia en un sitio muy agradable. A continuación vinieron a casa dos queridas amigas a tomar una sidrina, nos sentamos en la terraza, en una tarde maravillosa y hablamos sin parar de lo divino y de lo humano, sin tocar el tema de la política ni una vez. A las diez pusimos la televisión porque teníamos que enterarnos nos gustase o no y descubrimos con alegría que "podemos" había quedado defenestrado. Tuvo toda la ayuda del mundo, tres televisiones sólo para Pablo Iglesias, la cuarta, la quinta y la sexta, sólo les faltó ponerlo de fondo de pantalla. Y a pesar de todo la gente vio su patita negra por debajo de la puerta.
El PP y su Presidente se llevaron el gato al agua, sin mayoría absoluta pero con una subida importante respecto a las pasadas elecciones y eso que tenían a todos los partidos en contra, partidos que no dedicaron ni un minuto a contarnos lo que iban a hacer por nosotros sólo los horrores que iba a cometer el Sr. Rajoy, casi comparándole a Hitler. A mí no me gusta Rajoy siempre lo he dicho pero no creo que mereciera tantos improperios. El PSOE, a pesar de tener el peor resultado de su historia ha resistido al sorpaso de Podemos y creo que Pedro Sánchez reflexionará, dejará el paso a alguien mejor y se avendrán a ponerse de acuerdo con el PP en cuestiones importantes para nuestro país y espero que el PP también ceda y se encuentren en el camino. Batacazo de Albert Rivera que cambió de sitio varias veces y al final sus votantes de centro o centro derecho le tuvieron miedo. Espero que se decida a emprender el mejor camino para España, unirse al PP en lo esencial y tener en cuenta que la unión hace la fuerza. Fuera odios, envidias y rencillas. Todos a una Fuenteovejuna.
