La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Cine

Francia en plural

"La vaca", una comedia amable, protagoniza la tarde del sábado en Gijón Sur

Definamos la buena intención, frente a un país tan castigado por el terrorismo integrista y por la exaltación política como Francia: ¿cabe el discurso buenista?¿cabe la integración?¿cabe la mirada afable? Existe una corriente actual en el cine francés que no sólo cree que sí, sino que, además, insiste que este tipo de acercamiento resulta la única manera viable de aliviar las terribles tensiones (culturales, ideológicas, raciales) que amenazan con desgarrar el acrisolado tejido social francés. Tomemos por ejemplo el film de Coline Serreau, Peregrinos (Saint-Jacques? La Mecque, Francia 2005), un viaje a Santiago de Compostela por parte de un grupo de individuos tan dispar que puede servir perfectamente como representación, a pequeña escala, de la sociedad francesa: cristianos, musulmanes y, no por casualidad, tres hermanos enfrentados. La travesía por el norte de España servirá como pegamento de voluntades divergentes, como metáfora de que el conocimiento, a través de un contacto inevitable, es el antídoto contra el veneno de la inquina.

Esta misma corriente es la que sigue el film que nos ocupa. La vaca (La vache, Mohamed Hamidi, Francia 2015) cuenta la historia de Fatah, un campesino argelino que debe cruzar toda Francia (de Marsella a París) para llevar su animal preferido a una feria ganadera del país vecino. Es a través de sus ojos como se nos muestra esa Francia, dividida pero esperanzada, definitivamente dotada de un buen fondo pese a las turbulencias de su superficie, que su director nos quiere vender. Habrá quien, por supuesto, opine que esta construcción bienintencionada es una especie de huida, un taparse los ojos, un no querer asumir los problemas reales que laten en los arrondisements de los barrios parisinos: esos en los que no se canta la Marsellesa, los mismos que se describían provisoriamente en El Odio (La Haine, Mathieu Kassovitz, Francia 1995). Quizá no sea casual que tipos como Hamidi, los de las buenas intenciones, planteen sus películas como road movies, justo en frente de la incapacidad de salir del barrio por parte aquellos de visión pesimista: viajar cura la dolencia de la exaltación, podríamos resumir. Si a ustedes no les gusta observar de primera mano los síntomas del virus, si no desean que les amarguen la tarde del sábado, si prefieren ver ese país amable, quizás La vaca sea su película.

Compartir el artículo

stats