La autopista del mar entre Gijón y Nantes, que lleva varios años cerrada al tráfico, ha tomado una nueva curva. Ahora se trata de captar navieras interesadas en las subvenciones europeas a los barcos movidos con gas, menos contaminantes que los que consumen gasoil. La autopista marea más de la cuenta porque está llena de curvas, de paradas técnicas y de reuniones de las administraciones interesadas en revivir un proyecto que, por lo que se va viendo, no merece la atención de la iniciativa mercante privada. Si todo depende de las subvenciones, malo, porque podría repetirse la historia pasada de la naviera que cogió las subvenciones y echó a correr por tierra firme y no por la mar océana. Ahora es Puertos del Estado, o sea, la Administración central, el que va a buscar las nuevas subvenciones, con el asentimiento de las administraciones regional y local. La búsqueda de subvenciones suele ser eterna, tal como dicta la experiencia. ¿O no?
