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Meditaciones | desde Paraxes

Celsa Díaz

Pelágicas

Ya es costumbre que los miembros del Partido Popular invoquen al santoral en busca de ayuda divina o, en su caso, agradeciendo la prestada. Me recuerdan a un profesional sanitario que tenía su mesa llena de estampitas de santos y vírgenes, lo que hacía albergar serias dudas sobre el lugar en el que depositaba su certidumbre curativa aquel sanador de dolencias físicas. También se apunta a esta moda la jefa de filas en nuestro maltrecho Paraíso Natural, Mercedes Fernández, que solicita humildemente a San Pelayo un empujoncito electoral para el 26 de junio aprovechando la coincidencia con su celebración. Ese día del año 925, Pelayo fue desmembrado con tenazas de hierro, despedazado y sus restos tirados al río. Sólo un siglo después subió a los altares. Si el 26 de junio el PP es desmembrado, despedazado y arrastrado por la corriente de los tiempos para que surja -siglo arriba, siglo abajo- una derecha contemporánea, limpia y sin meapilas, Pelayo habrá hecho un gran favor a todos los ciudadanos.

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