Don Luis Zaragoza, en su afán de buscar protagonismo, ha dejado retratadas las miserias de su partido en ese afán de ser sin ser, de diferenciarse sin diferencia y de elevar al cubo la miseria de su afán de poder. Ayer, en estas páginas, en un artículo imposible de entender si se prescinde del disloque intelectual y político de quienes quieren ser sin ser, aparentar sin aparentar y ocupar el centro, la derecha y la izquierda con gente con tanta integridad demostrada como ese Prendes que juró fidelidad eterna a Rosa Díaz y luego, sin solución de continuidad ni vocación de resarcimiento, a este esperpento de derecha sin derecha ni izquierda que es Ciudadanos, ayer, digo, en estas páginas, el bueno de Zaragoza mostró sin vergüenza la verdadera cara de este partido sin bandera, lealtad, moral y criterio, que trata de construir un futuro personal para sus chicos guays sin respetar ni los votos, ni las opiniones de los ovetenses.
A cualquier ovetense sensato seguramente se le planteará una cuestión básica que destroza, de raíz, los argumentos de este concejal que luce más ánimo que inteligencia: ¿El problema hoy en Oviedo, con este tripartito que lo está destrozando todo, que ni invierte, ni gestiona, ni gobierna, que sólo se sustenta en las puñaladas internas de sus tres miembros forzosos, el problema, digo, para este sátrapa del centro derecha imposible con bandera catalanista y sin ninguna vinculación sentida con el Oviedo que todos los hombres y mujeres sensatas queremos, es Agustín Iglesias Caunedo? Evidentemente esta obsesión contra Agustín Caunedo sólo puede obedecer, bien al entreguismo demostrado de este partido sin rumbo a la obnubilación de la izquierda o bien al temor realmente constatable de que estamos ante un espejismo de desencanto que se va a evaporar como una mala nube en cuanto los ovetenses se den cuenta de que en vez de una alternativa sensata para el centro derecha, con estos personajes estamos ante un sucedáneo sin alma, ni moral, ni sentimiento que sobrepase su sueldo político público y su minuto de gloria siguiendo, obedientemente, las consignas de la izquierda radical que les atrae y les da vida.
El señor Zaragoza atacando a Caunedo perdió un importante espacio en el periódico más prestigioso de Asturias para hablar de lo que realmente nos preocupa a todos los ovetenses, y que es la paralización que sufre esta ciudad por la incapacidad del Gobierno municipal del tripartito. ¿Por qué este buen señor pierde el tiempo en atacar a Caunedo cuando podría ocupar con más sabiduría política y sensatez moral el mismo espacio para denunciar lo que todos los ovetenses ya vemos y que es la inutilidad de este tripartito que no ha hecho nada de nada en un año? ¿Es que Caunedo es el problema para Ciudadanos? ¿No es extraño que Caunedo sea el problema para Ciudadanos, para Somos, para Izquierda Unida y para el PSOE? ¿ Por qué?
Un viejo mandamiento periodístico dice que los lobos se pelean entre ellos pero cazan juntos. Y el señor Zaragoza, con este innecesario, superfluo y penoso artículo lo único que demuestra es que Ciudadanos, en Oviedo, es el convidado de piedra (inútil, por meritorio, dócil y miserable convidado) de la cacería que los lobos del tripartito llevan meses desatando contra el líder de la oposición.
La única esperanza que queda es que se trate de un sublevación insensata del segundón ante la ausencia por viaje de novios del líder. Pero es, lo reconozco, una esperanza paupérrima porque si con estos mimbres tenemos que construir una alternativa sensata, responsable y creíble a la izquierda radical que está destrozando Oviedo es para echarse a temblar.
Porque , ¿quién puede entender que este buen señor que hasta ahora dormitó en la oposición, sin dañar ni ser dañado, entienda que su gran objetivo en la vida política municipal sea arremeter contra Agustín Caunedo y no contra el Gobierno radical del tripartito?
Estoy seguro de que todos los ovetenses conscientes se han dado cuenta de que si hasta Ciudadanos ataca a Caunedo es porque lo está haciendo bien: saben que vamos a volver para reconducir el futuro de esta ciudad por encima de la inutilidad de la extrema izquierda y de los arribistas que se confiesan de centro con la vana esperanza de conseguir un protagonismo que ni merecen ni trabajan, más allá de su vocación de comparsas de la izquierda radical, a la que admiran secretamente como expresión de lo "guay" que anonada a quienes por debilidad de carácter, de convicciones, de ideas o de sentimientos están dispuestos antes a renunciar a su alma que a reconocer la estupidez de las nuevas-viejas ideas que les platean quienes quieren acabar con todo su futuro.
Don Luis, el Agus-team, como usted lo define, está aquí: en un punto equidistante entre la inutilidad del tripartito radical y la fatuidad de quienes, como usted, creen que son mejores políticos sirviendo al Gobierno radical y arremetiendo contra quien, mal que les pese, ha ganado las elecciones en Oviedo. Señor Zaragoza, le pediría un poco más de dignidad: no sea usted un esclavo del ánimo del tripartito radical contra Agustín Iglesias Caunedo. Hasta en esta nueva política que resulta tan vieja en sus prácticas debería existir un límite.
