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Concejala del Partido Popular

Decisiones políticas contra razones técnicas

El respeto debido a la Catedral y su entorno

Un nuevo gobierno implica cambios, sin embargo hay cuestiones que deben permanecer a salvo de los vaivenes políticos y requieren un consenso urgente y perdurable en el tiempo. Sin duda, hay dos en las que merece la pena detenerse y sopesar su importancia en esta ciudad: la actividad cultural y la salvaguarda del patrimonio.

Las fiestas de San Mateo provocan un debate sobre la seguridad de la Catedral en el que no debería intervenir nadie más que los especialistas técnicos, que son los que comprenden en profundidad aquellas cuestiones que les competen. Se entiende una discusión entre técnicos pero no entre políticos y técnicos. No es novedad la preocupación del cabildo de la catedral sobre los daños que se ocasionan al edificio con la actividad que se desarrolla en la plaza durante las fiestas; no acaban de sumarse a las protestas del Partido Popular como pretende apuntar la declaración manipuladora del concejal de cultura. Si en los últimos años había disminuido notablemente el número de conciertos en la plaza y la hoguera de San Juan se había trasladado a otro entorno fue precisamente observando los informes que el deán de la catedral hizo llegar al ayuntamiento, a los que se sumaban los informes sobre seguridad. No es una cuestión de signo político atender a las advertencias y recomendaciones sobre el estado del patrimonio ¿o alguien lo cree así? Tampoco hace falta mucho conocimiento técnico sobre muros, vidrieras o decibelios para mostrar una mínima sensibilidad sobre aquello que hemos recibido en herencia y tenemos el deber de conservar para las futuras generaciones.

En la sesión plenaria del mes de agosto, desde el Partido Popular hemos tenido ocasión de exponer la contradicción entre el interés mostrado por el gobierno de la ciudad hacia el Camino Primitivo de Santiago y la poca atención, más bien desprecio, dedicado al punto de origen del mismo que no es otro que la Catedral. Un desprecio que comienza malogrando el convenio que existía con el cabildo, que continúa haciendo una hoguera a sus puertas la Noche de San Juan y que seguirá, en breve, llevando a su plaza unos conciertos multitudinarios. No encaja preocuparse del Camino y a la vez obviar el lugar de visita obligada, Patrimonio de la Humanidad, de cuantos peregrinos pasan por Oviedo que difícilmente pueden encontrar el sosiego y el clima adecuado en el interior de una catedral, bien para la oración o bien para admirar sus tesoros artísticos, cuando traspasa sus muros el bullicio de la plaza. Una plaza a la que también asoman la iglesia de San Tirso, la capilla de la Balesquida, el Museo de Bellas Artes, la Casa de la Rúa o el palacio de Valdecarzana-Heredia y que es en sí misma una obra de arte que predispone al visitante antes de pisar el interior de cualquiera de estos edificios.

Aún falta mucha concienciación sobre el respeto al bien común, sobre el cuidado de los bienes patrimoniales. Las autoridades tenemos que tener un papel activo en conseguir este fin y no en todo lo contrario.

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