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La mar de Oviedo

Traductores

Antonia Martínez y Daniel Rico, en una cámara secreta de la Catedral, estudian el Arca Santa, un arca de roble que sustituye a una primitiva de cedro que guardaba las reliquias de Cristo, de su madre y de los apóstoles. Ésta última se revistió de plata en Toledo, en el siglo XI, y se exornó con voluntariosos y deficientes caracteres arábigos que trataban de imitar, quizá con dolo, a los maestros andalusíes. De las reliquias queda el halo, del Arca antigua queda al alma y de la repujada en Toledo queda todo, después de su paso por el Monsacro, donde, a salvo de los árabes, pasó escondida 80 años. De momento, la traducción de la literatura a la historia, de Martínez y Rico, no altera en lo sustancial los textos de Wikipedia; tampoco el capítulo XII de "Orígenes", de Ramón Platero y Agustín Hevia. En todo caso, rezo por una traducción esperanzadora de nuestra leyenda, o sea, de nuestra naturaleza.

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