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Un asteroide libre

Se ha descubierto un asteroide que viaja, libre, por el Universo en dirección contraria a todos los planetas. Estos días llegué a desear que el viaje de Bego al espacio sideral tuviera algo de esperanza por muy contrario que fuera al convencionalismo del giro solar.

La lentitud exasperante de su camino hacia la muerte, en semanas de espanto, pensé también que doblegaría mis sentimientos; pero la terrible naturaleza produce efecto contrario, su agonía, simplemente comentada, a veces imaginada, todas las mañanas, sin atreverme jamás a verla, me ha dejado el alma fuera de juego, descarnada. Y es que Bego era personaje, personalidad, singular, siempre animosa, crítica, vital, generosa, consecuente y leal a esa lealtad de ideario antiguo y profundo que dudo muchos comprendan; pero yo sí y por eso no he encontrado consuelo diluyente en su parsimoniosa quietud, tan opuesta de pleno a su dinámico carácter, cruel, injusta e inevitable parada, demasiado anunciada, de la vida. A mí se me queda en Trubia/San Pedro de Nora, horas antes de su estúpido ingreso, pues ya jamás nos veremos en Puerto/Caces, también cerca, donde nos habíamos citado de nuevo para la semana siguiente con Rafa y otros grandes amigos a repetir el canto a la amistad y a la vida, ahora empequeñecida con su ausencia, ya siempre en entredicho.

El asteroide libérrimo sigue en el infinito su órbita desestructurada, Bego ha variado ligeramente la suya, se ha ido de su pasmo a otra dimensión, no menos infinita, aunque siga sin despegar de los mágicos bordes de Oviedo con Nalón/Nora/Trubia.

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