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Chus Neira

Los desencuentros políticos entre el PSOE y Somos en el precalentamiento del tiempo electoral | Análisis

Chus Neira

Tripartito, la distancia adecuada

La teoría del caos político municipal dice que el aleteo verbal de un concejal de Somos en Lisboa puede provocar un tsunami en el despacho del Alcalde. Esta semana, la mención al recinto ferial de Gijón formulada por el concejal de Economía, Rubén Rosón, al hablar de proyectos para La Vega acabó en un enfrentamiento algo forzado con Wenceslao López, pero con escenificación de enfado y peseta de varios concejales, socialistas y morados.

No es la primera vez que Somos y el PSOE exhiben sus diferencias en público. Ni será la última. Pero la inminencia del tiempo electoral hace sospechar que unos y otros empezarán a afilar cada vez más sus desencuentros políticos para marcar distancias y fijar posiciones de cara a su electorado.

De momento, la crisis de esta semana, con la guinda de un tira y afloja entre las dos formaciones, y también con IU, a cuento de la mutua para los funcionarios que entraron en el Ayuntamiento antes de 1993, la trató de zanjar la líder de Somos con un llamamiento a recuperar "el espíritu de la investidura". Las palabras de Ana Taboada, por dulces, no están despojadas de su pequeña dosis de veneno, porque ese espíritu (y es algo que Somos trata de recalcar siempre que puede) incluye apelar a la "generosidad" de Somos a la hora de ceder la Alcaldía a los socialistas en unos comicios en los que obtuvieron el peor resultado de su historia.

Al otro lado, el Alcalde también ha tratado de representar un falso cierre de la crisis, resumiendo que la alianza a tres bandas ha funcionado muy bien salvo en lo anecdótico. Pero por más que lo diga Wenceslao López, lo que sucede en las juntas de Gobierno desdice sus palabras. Son varios los asuntos municipales que distancian a Somos y al PSOE. No son menores y todo hace indicar que a medida que avanzan los meses esa separación irá agravándose.

Directores generales

La crisis de los directores generales está todavía sobre la mesa. El tripartito decidió en algún momento renunciar a los cargos de confianza como un ejemplo de ejercicio democrático y transparente. De hecho, tres funcionarios fueron "degradados" a resultas de la aplicación de este acuerdo. Pero Somos acabó concluyendo que prefería pagar el coste político del "donde dije digo digo Diego" si a cambio lograba introducir en sus áreas más importantes (Economía y Urbanismo) a altos funcionarios afines, capaces de sacar el trabajo adelante y evitar errores como los que han supuesto algunos de los fracasos más estrepitosos de este mandato, como fue, por citar, la anulación del IBI a los ricos por no haber hecho un anuncio en los medios como exige la ley. Queda poco tiempo pero en Somos están convencidos de que todavía hay semanas y meses suficientes como para que una inyección de superfuncionarios se plasme en proyectos aprobados, presupuestos ejecutados, obras puestas en marcha. Justo el arreón que necesitan para encarar las elecciones con una mochila llena. En teoría, este cambio de criterio beneficiaría a todos los grupos del tripartito, y así lo han visto, y estarían de acuerdo, los concejales de IU. En el PSOE, sin embargo, no acaban de verlo claro. Dentro del grupo socialista no hay fisuras y es difícil hallar un edil, como apunta alguno de los socios, que en el fondo sí quiere los directores. En todo caso, la negativa a cambiar de criterio se considera, en los entornos de Somos, más como un empeño del Alcalde. Otra muestra, dicen, de su proverbial tozudez.

Para complicar las cosas, el debate sobre los directores generales se ha enredado con el del cambio de los estatutos de la Fundación de Cultura, que sí tiene un cargo de alta dirección, el de gerente. Eliminar esa figura, como quiere el concejal de IU Roberto Sánchez Ramos, exige un razonamiento que podría invalidar, luego, nombrar a otros puestos de confianza. Así las cosas, al no haberse resuelto todavía nada, la modificación de los estatutos de la Fundación también ha quedado en el aire.

El servicio de agua

La remunicipalización de servicios era un mantra que estaba en la cabeza de los tres grupos del equipo de gobierno. Pero fue Somos, más apegado a la línea del nuevo municipalismo trazada en España por todas esas formaciones que, como ellos, se vinculan de una u otra forma con Podemos, quien ha insistido más en ello. No en la práctica, porque la del servicio de Recaudación acabó con el Alcalde muy empeñado en todo el proceso y no salió del todo bien (hubo que ingresar al Ayuntamiento a los trabajadores de la contrata). Pero Somos ha querido extender esta idea a otros servicios y ha citado varias veces el contrato con Aqualia como uno de los que podrían revisarse apelando a ciertos incumplimientos. Ahí ha encontrado, tanto en el incendio de Uría como en las denuncias que antes y después realizó el sindicato CSI, un motivo para llamar la atención sobre graves irregularidades. La empresa, dicen, no cumple con el obligado mantenimiento de las bocas de riego e hidrantes. Pero el contrato está en manos de Infraestructuras, y Ana Rivas no ha querido, como pretendía Somos, forzar a Aqualia a hacerse cargo de estas cuestiones. También por problemas como éste, el Alcalde acabó quitándole competencias a Rosón para desbloquear un contrata de mantenimiento de bocas de riego. Pero en Somos consideran que no se trata de una cuestión menor, sino de la defensa de un servicio público y de la sospecha de unas irregularidades que, al menos, habría que investigar. En términos generales, Somos parece más decidido a llevar a la práctica una ruptura con las empresas concesionarias, a pesar del alto precio a pagar que pudiera llevar acompañado, y el PSOE ha preferido pactar con la realidad y tratar de mantener el status quo.

Bomberos y Policía

De forma indirecta, el problema con las bocas de riego enlaza con los conflictos en bomberos y, tangencialmente, con los que pudieran afectar a la Policía. Somos ahí también aplica un eficaz distanciamiento. En la partida de póker que fue el reparto de áreas, los de Taboada supieron alejarse de Seguridad Ciudadana, una concejalía difícil y en la que en los últimos meses las cosas se le han puesto difíciles al concejal socialista Ricardo Fernández. No hay enfrentamientos evidentes en estas áreas pero sí un ánimo de ver cómo los del PSOE se queman lidiando con los asuntos internos del área.

Vecinos y participación

Al revés de lo que sucede con Seguridad Ciudadana, áreas en principio inofensivas como la de Participación Ciudadana que gestiona Taboada, pueden acabar resultando muy problemáticas. El PSOE ya intentó una vez parar a Somos en la puesta en marcha de los presupuestos participativos. También en la gestión de los distritos. Y, a la postre, en la estrategia vecinal que quieren desarrollar. Somos, que no tiene sostén en el entramado clásico de las asociaciones vecinales, ha tratado de alimentar movimientos, plataformas y colectivos que, a su imagen y semejanza, funcionen como nuevas fuerzas vecinales frente a las del viejo asociacionismo. Ahí el PSOE ha contestado mimando a los suyos, a los vecinos afines al socialismo, y tratando de frenar las ansias de cambio de Taboada. La conflictividad en este campo fue mayor el año pasado pero puede resurgir en cualquier momento.

Mismos equipamientos, distintas ideas

Por último, también cambian y sirven para competir internamente las ideas que sobre los nuevos equipamientos tienen unos y otros. En Somos algunos ven con buenos ojos este tipo de discrepancias, y ven incluso la competición como un ejercicio sano que beneficia a las dos formaciones. Pero no todos. En la práctica, estas diferencias de criterio despistan también a los votantes. Se pueden poner muchos ejemplos. En el Asturcón, el PSOE ha aceptado sin mayor problema la propuesta de IU de la ciudad de la raqueta. Mientras, Somos la ignora o la desprecia y las veces que se ha referido al desaparecido hípico ha sido para imaginar otros equipamientos deportivos o centros de la naturaleza. Lo mismo pasa con el Naranco. Mientras el concejal de Somos Ignacio Fernández del Páramo trata de poner orden en la variante del Prerrománico, el Alcalde insiste en la importancia de darle una vuelta a la finca del Pevidal. En La Vega, donde Wenceslao López ve revolución industrial, nuevas tecnologías y sector biosanitario, Somos se mira en modelos de éxito culturales como el Matadero. Y en el Cristo, por acabar, Taboada y los suyos están más pendientes del "mientras tanto" que pueda dar un centro social a los vecinos y el Alcalde en convertir Silicosis en un centro intergeneracional.

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