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Padres a la Fuerza

Los cuarentones asturianos que crecieron con la mirada puesta en el universo muy, muy lejano de "Star wars" afrontan ahora la crianza de unos hijos con los que ya comparten la saga de "La guerra de las galaxias", cuya última entrega se estrena el próximo día 18 de diciembre

Padres a la Fuerza i. collín

Lo que lamenta Carmen Molina es natural: no tiene el mismo tiempo que antes para leer, ir al cine o seguir una serie de televisión. Lo que no lamenta es la razón de la pérdida de todo ese tiempo:

-Se llama Lucas y tiene 6 años -señala a su hijo, que quiere explorar el edificio de oficinas del Centro Niemeyer, en Avilés, donde atiende a LA NUEVA ESPAÑA.

A Monchi Álvarez le pasa algo parecido. La diferencia es que Noah, su hijo de 8 años, ha salido tan friki como el padre.

-Él se justifica conmigo y yo con él. Y la madre no pone pegas. Ésta es una afición sana -apunta Álvarez.

Tanto Carmen Molina como Monchi Álvarez forman parte de una saga de nuevos padres aficionados a la ciencia ficción, salidos de una galaxia muy, muy lejana, pero que se han hecho cargo de algo tan, tan cercano, como la crianza de un chaval que acaba de empezar a andar por el mundo.

-Somos frikis, pero no queremos un hijo friki; queremos un hijo que disfrute como nosotros de todas las historias que nos contaron y con las que crecimos -explica Carmen Molina, 41 años, bancaria de profesión y lectora por afición. Pedro Álvarez, su marido, ha salido de exploración por el complejo cultural de la ría con el hijo de ambos y sólo se detiene cuando posa para la fotógrafa.

Carmen Molina ha comprado ya las entradas para ver "El despertar de la fuerza", el séptimo episodio de la saga de "Star wars" que se estrena el próximo 18 de diciembre. Como Monchi Álvarez, más si cabe porque Noah es un joven padawan con certificado y todo:

-Lo consiguió en el Festival Celsius 232 -subraya el avilesino, de 39 años, técnico en la empresa 3D Room Made, en Oviedo.

Un friki, hasta hace no mucho, era un ser tan siniestro y anónimo como el vendedor de la tienda de cómics de Springfield, en "Los Simpson". O los vecinos de Penny, en la serie "The Big Bang Theory". Tipos inteligentes, desastrados, solitarios y en el punto de mira del desprecio de los que no eran ni inteligentes, ni desastrados ni solitarios. La especie del friki es otra herencia más de la cultura de los EE UU asumida en España sin el abono del impuesto de sucesiones.

Y mola.

-Claro que mola... nosotros somos la primera generación de frikis que tiene hijos -apunta Molina.

Y que un friki tenga hijos es un avance superlativo en la evolución del ser humano. Porque supone que antes hubo una novia de verdad y no una recreación de ceros y unos. Y Virgilio tenía razón: la fortuna sonríe a los audaces.

Dice la Real Academia en su Diccionario que un friki (también admite friqui) es una persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición. Y esas personas las ha habido por miles y en todas las épocas. Los frikis -todos- lo que quieren es que les cuenten historias para así, si es posible, cambiar su presente por otro de otro universo que bien puede ir de espadas de luz o de muros de fuego y hielo. Los frikis llevan la mímesis aristotélica a sus últimas consecuencias: eso que le sucede a Edipo también le puede pasar a uno y se va a recrear; en tebeo, novela "pulp", videojuego, serie de televisión o cualesquiera herramientas narrativas. Los frikis salían de los cines armados caballeros de la Orden Jedi o se metían en la cama después de haber concebido un mundo en el que había superhéroes de derechas y también de izquierdas y que un día, por lo que fuera, se enfrentaron en una "Civil war"... Pero todo esto se rompe al cerrar la historieta y todo vuelve a su sitio. Los frikis quieren ser héroes, pero sin salir de sus propias imaginaciones, que es el mejor sitio para disfrutar del triunfo.

Frikis fueron los seguidores de los gemelos Bobbsey, de Celia, de Guillermo Brown, del Llanero Solitario, del Coyote, de Superman, de Batman, de Los Cinco, de Los Tres Investigadores... Incluso, de Julio Verne o Emilio Salgari... No eran frikis, por ejemplo, los seguidores de Armando Palacio Valdés, de José María Pemán o Francisco de Villaespesa... y eso que había escrito "Ajimeces de ensueño". La diferencia entre los seguidores de unos y otros está en los adverbios: "Desmesurada y obsesivamente". Eso estalla a mediados de los años setenta con "La guerra de las galaxias" (ahora, "Star wars"), la película que inició una saga que mezcla dioses y cowboys a imagen y semejanza de sus espectadores, que nunca son pasivos, que beben todos los sorbos que ofrecen cada uno de sus personajes hasta el punto de reclamar que los fotogramas se conviertan en viñetas de tebeos, en capítulos de novelas y, sobremanera, en piezas de juguetería. Ése es el friki fetén, el que pasa cada una de estas pantallas como una estrella de los billares de la esquina (lugares que sólo existen en la memoria de los cuarentones) y, después, se reúne con otros frikis en convenciones como las Jornadas del Cómic de Avilés o el Festival Celsius 232, también en Avilés, y descubre que sus aficiones no son punibles. Que lo único que de verdad quieren es que les cuenten historias y disfrutar con ellas (así anda el ser humano desde las cavernas, por otra parte).

Monchi Álvarez y su hijo Noah compartieron cuando éste tenía 4 años la saga completa -los seis primeros episodios- de "La guerra de las galaxias". "A los 5, ya tenía su "Halcón Milenario", añade. Álvarez confiesa que su "frikismo" le viene por la vía tecnológica. Con 9 o 10 años ya se manejaba con el legendario ZX Spectrum.

-Así que lo que mi hijo siempre ha visto en casa son ordenadores, impresoras... Tenemos una propia de 3D. Con ella nos hicimos un casco de "stormtrooper" (guardia imperial). Noah juega a los videojuegos, aunque ahora se tiene que cortar, que tiene que estudiar -dice el avilesino.

Carmen Molina es de Valladolid.

-He visto un montón de películas, pero Asturias es el paraíso del friki.

Normal: a las Jornadas del Cómic y el Festival Celsius 232, suma la "Semana negra", el Festival de Cine y la Feria de Teatro de Gijón.

-Estoy convencida de que un niño que crece con estas historias es mucho más inteligente que el que no lo hace -apunta la bancaria.

Lucas Álvarez no es, como sus padres, de "Star wars". A su edad prefiere el mundo de "Ninjago" (Lego en Lejano Oriente), pero tampoco le hace ascos a los Pokémon (a los dibujos, no a los imputados) o a los Transformers.

Noah Álvarez, friki genuino, cuando se viste de Darth Vader bromea con el periodista:

-Yo soy su hijo.

La primera generación de padres frikis tuvo una eclosión y, después, un crecimiento. El estallido se produjo con "Star wars", pero se desarrolló con "Regreso al futuro". Carmen Molina dice que la primera película de la saga de George Lucas que vio fue "El retorno del Jedi"; la genuina, la de la Estrella de la Muerte, es de 1977. "Y ahí tenía 3 años", se lamenta. "Siempre me encantaron los viajes en el tiempo y leer lo que fuera. Los tebeos vienen desde que conocí a Pedro", apunta.

Monchi Álvarez pone sobre la mesa un asunto crucial en la vida de cualquier friki: "A mí no me dio por el fútbol, a Noah tampoco. Aunque prefiere las artes marciales". Así es más fácil vivir en otros mundos que no están en éste.

-Me gustaría ser Darth Vader -interviene Noah todo misterioso.

El próximo día 18 se desvelan todos los desvelos, todo lo que nunca se había ocultado del gran protagonista de la serie sobre las galaxias rebeldes.

-Luke Skywalker no puede volverse malo -imploran al tiempo Carmen Molina y su marido.

-"El despertar de la fuerza" será la primera película que veamos este año en la que no salgan dibujos animados. Todo cambia cuando eres padre -sonríe Carmen Molina con mirada cómplice.

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