Dos grandes accionistas de Apple se sumaron esta semana al grupo de voces autorizadas -muchas de ellas de exejecutivos de los gigantes tecnológicos- que alertan del poder adictivo de las pantallas y del deterioro mental que los teléfonos móviles o las redes sociales están causando en el comportamiento humano, especialmente entre los niños. Y mientras esto ocurre, algunos periodistas especializados en tecnología, como Nick Bilton y Maya Kosoff, en la edición norteamericana de "Vanity Fair", alertan de que las grandes compañías ya se están moviendo para acabar con las pantallas pero mantenernos enganchados de igual manera.
"Se espera que el Consumer Electronics Show de esta semana se centre en gran medida en las tecnologías de hogar inteligente y controladas por voz que los inversores esperan que conviertan en innecesarios los dispositivos portátiles. De esta manera, hablar con el asistente de inteligencia artificial en el automóvil, televisión o pulsera comenzará a parecer tan natural que no se sentirá como si estuviéramos interactuando con la tecnología en absoluto. Un universo invisible de sensores y dispositivos inalámbricos conectará cada uno de nuestros movimientos, pensamientos e interacción con una serie de servidores en algún lugar del Círculo Polar Ártico. Tendremos más confianza que nunca en Silicon Valley, y aún seremos menos capaces de desconectar". Esto era lo que profetizaba Kosoff poco antes de que comenzase el Consumer Electronics Show, o simplemente CES, la feria celebrada esta semana en Las Vegas y que pasa por ser la más importante del mundo en el ámbito de la electrónica y las nuevas tecnologías. Y, efectivamente, acertó pues el despliegue de los asistentes digitales, conectados de objetos de todo tipo, fue una de las grandes apuestas del sector.
Es un sueño: que todas las cosas del mundo obedezcan a nuestra voz. ¿Quién se puede resistir? En esta edición del CES, Google llegó para dar la batalla a Amazon, que hasta ahora lidera con "Alexa" el mercado estadounidense de estos dispositivos domésticos de apariencia de altavoz que nos ofrecen información o hacen compras tan sólo con pedírselo. Google se ha asociado con Lenovo, JBL, Sony y LG, que producirán distintos objetos dotados con el Google Assistant incorporado. LG, por ejemplo, unió esta tendencia del asistente digital, con otra, la de las superpantallas de TV, y sacará al mercado una televisión con Google Assistant de hasta 75 pulgadas que, accionada por voz, ofrece información sobre viajes, emite fotos almacenadas en la nube o hace las búsquedas que se le ordene en la red. Google sabe que ahí hay mercado. Las previsiones indican que la venta de esos "ayudantes para todo" crecerá un 60% a lo largo de este año. Pronto estarán en todas las casas, el nuevo dispositivo imprescindible que se unirá al móvil y al ordenador personal. Para las empresas son algo perfecto: al interactuar con sus dueños, al estar "empotrados" en el día a día, estos espías tienen acceso a muchos más datos de los usuarios. Y los datos son el combustible de esta explosión digital. Nosotros vendemos nuestra privacidad para que el mercado sepa todo lo que queremos comprar.
Los asistentes se pueden "incrustar" en un espejo de baño para volverlo mágico. O en un coche. Para eso Google tiene Android Auto. La compañía asegura que, gracias a este asistente y sin quitar la vista de la carretera, se pueden enviar y recibir mensajes de Whatsapp, localizar una dirección en Google Maps o acceder a cualquier lista de reproducción en Spotify. Basta con ordenárselo al coche.
La automoción es una de las secciones más potentes del CES. La conducción autónoma, la nueva frontera. Por decirlo en una imagen, Detroit, el reino de las cuatro ruedas, y Silicon Valley, el de la innovación tecnológica, van camino de fusionarse. Por ejemplo, Volkswagen colabora con Aurora Innovation para crear vehículos autónomos urbanos destinados a niños, ancianos o enfermos. Conducir en el nuevo siglo no se parecerá en nada a lo que veníamos haciendo. Nissan presentó en el CES una nueva tecnología, aún en fase temprana de pruebas, que conecta la mente del conductor a través de un casco con el vehículo para predecir su comportamiento y evitar accidentes.
