andres montes

Prejubilados con escaño

Como el Senado es ya una de las mayores bolsas de prejubilados del país, quizá convenga cargar los 52 millones de euros anuales que nos cuesta en el presupuesto del Ministerio de Trabajo. Ese lugar en el que los incombustibles encuentran asiento es el emblema de la auténtica reforma pendiente: la de la representación política y la organización administrativa en el ámbito territorial, algo que los franceses han sido capaces de resolver al modificar su mapa interior con un solo e incruento golpe de guillotina y un ahorro de 10.000 millones de euros. Aquí cualquier mínimo municipio resulta intocable y no digamos ya los aparcaderos mayores. Ésa es la reforma que ningún partido lleva en el programa, porque de esos estamentos públicos de dudosa utilidad salen los mimbres orgánicos imprescindibles a la hora de construir el poder interno. Un proceder que, además, agrava el peor síntoma de envejecimiento de una sociedad: su mermada capacidad para la renovación generacional, algo no privativo de la política. Una sociedad con muchos aspirantes a prejubilarse, pero en la que nadie se retira.

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