La OSPA más plástica

La Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) sorprendió de nuevo esta semana con un programa con novedades en el repertorio de la orquesta, liderado por David Lockington, su Principal Director invitado. Primero con el descubrimiento del compositor y director Avner Dorman (1975) y su premiada obra "Variaciones sin tema", que Zubin Mehta estrenó en 2003 con la Filarmónica de Israel. Reflexionemos. Existen dos procedimientos que han marcado el desarrollo de las formas musicales en la historia: la variación y el contraste del material musical.

Pues bien, Dorman revisa en su obra las técnicas de variación que han servido a los compositores para construir sus discursos musicales. El resultado es una obra condensada en sus medios, muy intelectualizada, que se renueva constantemente, impulsada por un motor rítmico. Con todo, hay que destacar la respuesta de la OSPA -brava, Myra Pearse a la flauta- con Lockington al frente de esta obra, en la que Dorman articula un lenguaje complejo, poliédrico en sus influencias, y que logra especial expresividad a través de la combinación de timbres y texturas en la orquesta.

Hay que celebrar además el regreso del violonchelista Adolfo Gutiérrez Arenas, como protagonista del concierto para este instrumento de Samuel Barber (1910-1981). Adolfo es uno de los intérpretes más queridos y vinculados a la afición asturiana, y aquí somos testigos de su evolución artística, hasta convertirse en uno de los chelistas españoles de referencia.

La capacidad comunicativa de Adolfo sigue intacta, mientras arrebata con la diversidad de registros que extrae de su chelo. Como dijimos en otras ocasiones, es un intérprete que además arriesga. Como en este concierto de Barber, donde chelo y orquesta conectaron de manera preciosista, no sólo en ese diálogo maravilloso con el oboe de Juan Ferriol en el "Adagio".

El viernes escuchamos a un Adolfo con el poder lírico al que nos tiene acostumbrados, pero con una línea meditativa y delicada, sin perder la naturalidad, que muestra la superación del artista, en una obra muy ambiciosa. Para la propina, pura expresión íntima fue la sarabanda de la "Suite nº 5" para chelo de Bach, casi un lamento, en armonía con la dedicatoria de la jornada a Eloy Palacio, el bombero fallecido en el incendio de la calle Uría.

La segunda parte la ocuparon las "Variaciones enigma, Op. 36" de Edward Elgar (1857-1934), donde el autor entreteje, con sensibilidad y humor musical, retratos de personas a él cercanas. Se trata de postales de recuerdos, con un tema principal cuyo origen Elgar se llevó a la tumba. De ahí su título.

Se trata de una obra habitual en el repertorio de las orquestas, con la que la OSPA nos sigue mostrando el lenguaje de Sir Elgar, como tras su concierto de Semana Santa, con el "Sueño de Geronte". Lockington no dejó nada al azar, con la OSPA a pleno rendimiento, en una interpretación exquisita y profunda, que cuidó planos, colores y contrastes de timbres y volúmenes, pero con una visión amplia, casi orgánica, de toda la obra.

La semana que viene nos espera un nuevo viaje con la OSPA, a través de obras de Thomas Adès, Britten y Beethoven, con la violista María Moros como solista y Lorenzo Viotti en el podio de la orquesta.

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