Un toro actúa en el Real

El semental "Easy Rider", que "cobrará" 5.000 euros por función, es el principal reclamo de la ópera "Moisés y Aarón"

Del 24 de mayo al 17 de junio se pondrá en el Teatro Real de Madrid la ópera de Arnold Schoenberg "Moisés y Aarón", una de las obras fetiche de la corriente musical conocida por dodecafonismo, que tuvo sus momentos de esplendor allá por las décadas de los años veinte y treinta del pasado siglo. "Moisés y Aarón" se puso por vez primera en el Real en el año 2012, pero en versión de concierto, por lo que se pueden considerar las representaciones de ahora como las de su estreno en Madrid con todos los predicamentos. No es ésta la noticia, que lo podría o debería ser, sino el debut del toro "Easy Rider", semental de 1.500 kilogramos de peso, en el papel del bíblico Becerro de Oro al que los impacientes hebreos decidieron adorar aprovechando la ausencia de Moisés -en el Sinaí para recoger las Tablas de la Ley- olvidándose de Yahvé y de todo lo acontecido desde que gracias a él pudieron abandonar Egipto tras muchos años de esclavitud en dicho país.

Volviendo al Teatro Real, parece ser que el "cachet" del mencionado semental por apenas 15 minutos de actuación va a ser de 5.000 euros por función, igual que en octubre pasado en París con ocasión del estreno de esta misma producción. Parece ser que en Madrid varios colectivos están preparando, al igual que sucedió en París, diversas actuaciones, incluyendo recogida de firmas para protestar por la actuación de "Easy Rider" en la temporada de ópera madrileña. Lo sorprendente para el que esto escribe es que tanto las protestas de París como las que parece se están preparando en Madrid no son debidas a la inclusión gratuita de este semental en la ópera. Y digo gratuita porque ni en la historia bíblica ni en el libreto de "Moisés y Aarón" aparece otra cosa distinta al ídolo que tanto enfado causó en Moisés. Tampoco fueron motivadas las protestas de París por el supuesto agravio comparativo entre los emolumentos de algunos de los intérpretes de la ópera, inferiores a los del bueno de "Easy Rider". Ni por otros controvertidos aspectos del montaje que poco o nada tienen que ver con la ópera de Schoenberg, y que son exclusivamente producto de la imaginación interesada del director de escena de turno. Las protestas estuvieron protagonizadas por diversos colectivos ecologistas defensores de los derechos de los animales, que acusaban a los responsables de la ópera parisina de un claro caso de maltrato animal, al haber obligado al "figurante" a sufrir ensayos y representaciones parece ser que convenientemente drogado para evitar posibles accidentes.

Falta por ver cuál va a ser la reacción de la prensa y opinión pública española, pero me temo que irá en la misma o parecida línea que la del parisino. Y nadie denunciará lo para mí verdaderamente importante: el atropello al que se verá sometida una vez más en este desquiciado mundo de la ópera de hoy, una obra de arte y su autor. Autor que tiene nombre y apellidos, en este caso Arnold Schoenberg, por el que no se tiene el más mínimo respeto y consideración.

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