Crítica / Música

Por Chaplin no pasa el tiempo

La Orquesta Filarmónica de España puso música en directo en el Jovellanos a la película "El circo"

El año pasado fue "Luces de la ciudad" (1931), y este fin de semana "El circo" (1928) volvió a llenar el gijonés teatro Jovellanos. Por Chaplin no pasa el tiempo, su cine gusta a público de todas las edades y su humor sigue haciendo efecto en pleno siglo XXI. Lo pudimos comprobar el pasado sábado, en una proyección acompañada por la música en directo de la Orquesta Filarmónica de España, que evidenció que el mal llamado "cine mudo" no lo era tanto, porque la música habla y dice mucho de lo que sucede en la pantalla e incluso de lo que no vemos en ella.

El argumento de "El circo" es de manual; puro Chaplin, con todos los ingredientes: unos minutos para contextualizar al personaje en el escenario y una sucesión de gags cómicos aderezados por una historia de amor. Todo un compendio de situaciones sin diálogos y con escasos intertítulos que ofrecen grandes oportunidades a la música para erigirse en protagonista. Fue el propio Chaplin quien compuso la banda sonora, al menos las melodías, que solía silbar a los músicos del estudio para que las orquestaran por no saber leer ni escribir la música. Es una música sencilla en la que prima la melodía, el uso de motivos recurrentes (lietmotiv) asociados a personajes, escenarios y situaciones narrativas como el amor, el peligro... También hay pasajes de lo que se conoce como "mickey-mousing", esos momentos en lo que la música refleja el movimiento de los personajes como en los dibujos animados. En fin, todo un compendio de recursos musicales a los que Chaplin sabía sacarles partido y que siguen funcionando a la perfección un siglo después.

Más allá de la película, el atractivo de la cita era escuchar la música en directo, recreando la experiencia de una proyección anterior al cine sonoro. Pero no nos engañemos, eran pocos los teatros que podían permitirse una orquesta entera, era más bien algo excepcional que sucedía en las grandes capitales y con producciones de primer nivel. La música que escuchamos el sábado responde más a un fenómeno propio de este siglo, y es que la música de cine está de moda, es un auténtico "llenateatros", ya sea en versión concierto o en proyecciones como esta, y es un repertorio fácil de abordar y muy agradecido para las orquestas. La música que sonó para esta película es la original de Chaplin, pero pasada por las manos del compositor estadounidense Timothy Brock, un auténtico especialista en la música de Charlot que en los últimos veinte años ha "restaurado" (es decir, reelaborado, reorquestado) la banda sonora de una docena de sus películas. Y esto responde, obviamente, a que el mercado demanda este tipo de espectáculos.

La Orquesta Filarmónica de España estuvo bien; todo sonó en su sitio, compensado, ajustándose a la narrativa fílmica, remarcando los golpes cómicos, retardando fraseos cuando era preciso y haciendo brillar los temas que aún resuenan en mi cabeza mientras estoy escribiendo este artículo. Se llevaron la ovación del público, que salió del teatro entusiasmado. Un espectáculo como este es un acierto, y un éxito garantizado.

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