Gijón, E. G. S.

Nacho Mastretta es un compositor e instrumentista santanderino afincado en Madrid. Tras numerosas grabaciones con formaciones muy diversas, incluyendo desde nuevas músicas con sabores electrónicos y jazzísticos hasta bandas sonoras cinematográficas, se presenta hoy en el teatro Jovellanos de Gijón al frente de una nueva y sorprendente agrupación de diez músicos. Antes del recital tenemos la ocasión de poder conocer algunas de sus impresiones.

-¿Qué le lleva, como creador, a plantear una propuesta instrumental tan ecléctica?

-La expresión musical acaba sintetizando todo lo que le rodea a uno y de alguna manera, aquello que le va marcando más. Sin minusvalorar a los cantantes, que los hay fabulosos, siempre me gustó realzar la música instrumental, y sobre todo el rol de los instrumentistas, piezas fundamentales para que la música «suene». El eclecticismo viene, sobre todo, gracias a toda la gente con la que puedo trabajar y que logro que se implique en la música de una forma más personal.

-Supongo, entonces, que los caminos de la fusión estilística le interesarán, una dinámica que está en continua reinvención.

-Desde luego que sí. Sin ir más lejos, en este último proyecto cada uno de los músicos viene de un estilo diferente: tangos, rock, jazz, pop o música académica. Es más, muchos son de fuera de España y los que somos de aquí procedemos de comunidades diferentes, por lo que confluyen varias raíces. Todo esto influye en la manera de entender la música que tenemos cada uno. Cuando todo esto es capaz de aunarse en pos de un fin musical común, sin por ello perder la esencia individual, se torna en algo fascinante.

-¿Cuáles son sus referencias e inspiraciones principales?

-Hay muchas y muy variadas, aunque ahora mismo le diré que me interesan mucho aquellas propuestas en las que había un mayor entendimiento entre el creador y el ejecutante. Me gustaría poder rescatar esa relación tan estrecha entre compositor e intérprete, algo propio de siglos anteriores y que parece que en el siglo XX se ha roto en cierto modo, estableciéndose a veces barreras demasiado profundas. Si en estos dos ámbitos hay entendimiento, la música se aprecia de otra manera. No olvidemos que el arte es un reflejo de lo que es y busca la sociedad. Ha de haber entendimiento por todas las partes.

-Usted, que ha trabajado como compositor de bandas sonoras, ¿cree que en la actualidad la música y la imagen suelen ir de la mano, como un binomio que se tiende a asociar?

-Es algo que está bastante presente hoy. La música de por sí no tiene un significado traducible en palabras, aunque a base de trabajar en interacción con otras disciplinas se puede aproximar a conceptos de una forma más poética. En la formación actual, al haber trabajado varios en el mundo de la música cinematográfica, es muy posible que fluya ese tipo de evocaciones. Todo esto no hace más que confirmar la libertad a la hora de tratar la música.

-Hablando de su nuevo proyecto, ¿por qué apostar por la edición de varios singles en lugar de un disco de larga duración?

-Ha sido un camino bastante atípico, es cierto. Acabamos de grabar hace pocos días el que será el álbum de estudio que se publicará a finales de año bajo el nombre de «Vivan los músicos». Las grabaciones anteriores nos las planteamos como una forma de seguir en contacto con el público e ir mostrando los avances que íbamos consiguiendo, preparándoles para esta nueva formación. Esto se reforzó con una serie de conciertos mensuales que ofrecimos en la sala Galileo de Madrid. Ha habido una fuerte evolución de la que nos sentimos muy satisfechos, adquiriendo la música, por fin, el carácter personal que buscábamos. De ahí el sentido de su título.

-¿Cambia la apreciación musical del repertorio en estudio y en directo?

-Desde luego que sí, tanto desde la perspectiva de los músicos como del público. En estudio se busca un resultado muy acorde con las necesidades creativas del momento, habiendo un trabajo duro detrás. Sin embargo, es en directo cuando ese discurso preestablecido cobra vida y se personaliza. Nunca hay dos conciertos iguales y de ello dependen varios factores: la conexión con el público, la predisposición de los músicos, la improvisación, etcétera.

-¿Tiene pensado volver a retomar el elemento electrónico y la utilización de sintetizadores como el Moog?

-El parámetro tímbrico siempre ha sido una de mis mayores preocupaciones y, desde luego, trabajar con medios electrónicos es algo que me gusta mucho. Ahora mismo, debido a la gran variedad de instrumentación que hay en la banda, decidí que no convenía abusar de la paleta sonora. Esta combinación ya da mucho juego de por sí. Quizás en el futuro vuelva a retomar los recursos electrónicos. Es algo que no me suelo plantear. El tiempo dirá.

-¿Qué opina del panorama nacional contemporáneo en cuanto a música instrumental?

-Creo que goza de mucha salud, dentro de lo que es su circuito, claro. Hablamos de discursos más bien minoritarios, pero donde se comprueba que cuenta con un público muy volcado en lo que hacen los músicos y que se mantiene fiel. Ahora mismo hay muchos proyectos diferentes entre sí y todos muy interesantes. Es grato ver cómo con cada músico que colaboro tiene sus proyectos paralelos, con muchas ideas y ganas de poder llevarlas a cabo. Realmente me muestro muy optimista con la situación.