La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Avilés mima sus bosques en miniatura

Julio Carretero es el único asturiano que se dedica en exclusiva a la fabricación de agrupaciones de bonsáis y ha llegado a cuidar en el jardín de su casa más de 700 ejemplares

Yolanda Peña, colaboradora de Julio Carretero, mostrando la forma de podar un bosque de bonsáis. mara villamuza

Hace seis años salió del trabajo, se paró frente a un puesto en una feria del libro, y adquirió una revista de bonsáis. El comprador, el avilesino Julio Carretero, no sabía que lo que comenzó como una simple curiosidad acabaría con una estantería repleta publicaciones, y un jardín que alberga más de 700 árboles en miniatura, entre ellos verdaderos bosques a pequeña escala.

"Empecé de la nada, sin idea sobre el tema. Conforme fui comprando ejemplares de la revista, iba creciendo mi interés por los bonsáis. Un día decidí ponerme en contacto con la editorial para adquirir el resto de la colección", explica Julio Carretero enfundándose los guantes de jardinería, y tijera en mano, se prepara para podar con tesón sus piezas más preciadas, que con el paso del tiempo se convierten en verdaderas obras de arte.

"Cada especie requiere de un cuidado especial: desde el regadío hasta la poda. Lo que es común a la hora de cortar las ramas es la forma final que queda, que es la que mandan los cánones japoneses. El perfil del bosque debe dibujar un triángulo isósceles, y en la cultura nipona esto trata de representar una especia de estratificación: en un nivel primario está la tierra, en medio está el hombre, y en la cúspide, Dios", comenta Yolanda Peña, que colabora con Carretero en el cuidado de estos bosques de bonsáis.

Miembro del Club Bonsái del Principado de Asturias, asociación que congrega a numerosos aficionados a estos árboles en miniatura, Carretero destaca la potencialidad que tiene la región asturiana como posible fábrica de bonsáis. "Asturias es perfecta para hacer bonsáis. El clima es perfecto para ello, y esto hace que no sea casi necesario regar los árboles, porque acaban regándose solos. Junto a Galicia, son los dos focos propicios para esta práctica. Podemos mandar a chicos jóvenes a Japón para que aprendan de los grandes maestros", sostiene este avilesino, que es el único aficionado de Asturias que se dedica en exclusiva a la fabricación de bosques de bonsáis.

La confección de estos conjuntos de árboles suelen responder a ejemplares que crecen exclusivamente en los bosques. Sin embargo, Julio Carretero defiende la divulgación del "jardín asturiano". "Mucha gente tiene la tradición de plantar cerca de casa manzanos, cerezales, higueras e incluso naranjos. Es por ello que tratamos de dar a conocer esta costumbre y que se extienda lo más posible", comenta Carretero, quien fabrica este tipo de jardines, y que ha llegado a tener manzanos en miniatura "que pueden llegar a dar cerca de mil manzanas".

La finca de este avilesino es un auténtico catálogo de coleccionista de árboles en miniatura. Comprende desde los típicos manzanos, higueras y cerezos, pasando por bosques de arces y hayas, hasta piezas de mucha mayor singularidad, algunas consideradas únicas en su género.

Una de estas rarezas, debido principalmente a sus años de existencia y a su capacidad de supervivencia, es el "Ginkgo Biloba". Se trata de un espécimen único: es un fósil vivo, que no padece ningún tipo de plaga, y cuyos orígenes datan de hace 270 millones de años. Puede llegar a vivir un milenio. "Es una especie que sobrevive a todo", afirma Carretero.

El propio Julio Carretero dispone de una página web llamada fábricadebosques.com, en la que trata de hacer llegar sus trabajos al mayor número de aficionados. Este portal también se trata de un punto de encuentro para seguidores de estos árboles en miniatura.

Compartir el artículo

stats