La fiesta no para en el festival Longboard de Salinas, que celebra este año su decimoquinta edición. Aunque casi toda la tarde de ayer estuvo nublada, el mercado y la playa se llenaron durante buena parte de la jornada de compradores y surfistas. En la zona de acampada, los más rezagados explicaban qué es lo que hace especial a este multitudinario evento. Según la mayoría, es el buen ambiente entre los asistentes.

María Echezarreta, de 15 años, lleva toda su vida subida a una tabla de surf. "Empecé a surfear siendo muy pequeña, hace ya diez u once años", afirmaba a media tarde. Siempre que puede, asiste a campeonatos de surf que tengan una versión en formato juvenil. Su padre, Juan José Echezarreta, decía que, para su familia, el festival de Salinas era una visita obligatoria todos los años. "A veces, el ambiente familiar se complica porque muchos jóvenes vienen a la zona de acampada a estar de fiesta y no por el surf", lamentaba. Aunque su esposa, Sonia Fernández, señalaba que este año la organización del festival había mejorado mucho: "La zona de acampada este año está más tranquila y la zona del mercado está refugiada bajo una carpa, se nota que con cada edición se van solucionando los problemas".

La explanada del camping está llena de tiendas, furgonetas y mesas plegables. Los más ingeniosos tienden cuerdas por la alambrada para poner a secar sus trajes de neopreno. Es el caso de un grupo de amigos provenientes de Santander y Madrid que se reúnen todos los años en Salinas. "Para nosotros, venir aquí ya es una tradición, es el único evento del año en el que nos juntamos todos", explicaba Nacho Barcia, de Santander. Tania Echave, otra de las componentes de este grupo, afirmaba que algunos pedían días libres en su trabajo para poder venir al festival. "Empezamos a preparar esto con meses de antelación, nos ponemos en contacto con gente que hemos conocido por aquí", afirmaba, y señalaba la caravana opuesta. "Ya nos ponemos juntos y todo", reía. José Barranguero explicaba además que este año el ambiente del festival se centraba más en el surf. "No sé, otros años venían chavales que acampaban aquí para ir a otras fiestas; luego les preguntabas por las clasificaciones de surf y no tenían ni idea. Se quedaban hasta las tantas haciendo ruido y algunos queríamos ir a surfear a la seis de la mañana. Este año parece que hay menos fiesta y más surf, como debe ser", sentenciaba.

La parte este de esta zona de acampada está colonizada por un decena de andaluces que llevan más de una década asistiendo al Festival Longboard de Salinas. "Algunos llevamos viniendo 12 años ya", explicaba David Maluli, de Málaga. "La única vez que quedamos todos es para venir aquí. Para nosotros venir a Salinas tiene un significado muy personal", decía su amiga Carolina Escobar, que afirmaba que en verano intentará asistir a más festivales de surf y longboard en Tapia y Ribadesella.

El festival de longboard en Salinas seguirá con la fiesta hasta este domingo. Hoy, a las 13.00 horas, tendrá lugar el evento central de la edición de este año: el homenaje a Mariano García Gil, fallecido el año pasado mientras escalaba en los Alpes y considerado una eminencia en el mundo del surf y el alpinismo nacional.