La feria de Begoña de este año ha tenido cuatro nombres propios entre los que resulta difícil decantarse por uno como máximo triunfador. Enrique Ponce, Diego Ventura, Julián López "El Juli" y Luis David Adame firmaron las faenas más rotundas de un ciclo en el que se han cortado 25 orejas y un rabo y ha habido siete faenas premiadas con el doble trofeo.

Enrique Ponce parece vivir en eterna juventud. Son ya 26 temporadas como matador de toros pero no falta frescura delante del toro. En su participación en la feria de Begoña desplegó toda su tauromaquia para sentar cátedra ante un lote que en otras manos hubiese tenido otro final. El maestro de Chiva dejó la esencia del toreo en muletazos con empaque, dulzura, suavidad. Una sinfonía de toreo al ralentí tanto a derechas como al natural que dejó extasiado al público en los tendidos. Y cuando nadie daba un duro porque pudiera ofrecer faena con su segundo, mermado de fuerzas, puso en práctica su sapiencia frente al toro para lograr meterlo en la muleta para componer otra labor de bellos pasajes.

Son muchas lás críticas que se vierten contra las corridas de rejones e incluso quien aprovecha para quitar mérito a la labor de los rejoneadores frente al toro. Nada más lejos de la realidad. Diego Ventura, con cuatro orejas y un rabo, bien podría estar al lado de Enrique Ponce como máximo triunfador. Fue un triunfo compartido con "Remate", con quien toreó dirigiendo su galope con las rodillas para un sublime par a dos manos; "Sueño" y su toreo de costado o los quiebros de "Chalana", entre otros caballos magníficos de su cuadra. Ventura, máximo expotente del toreo a caballo actual cuajó en El Bibio una de sus mejores tardes de la temporada.

Julián López "El Juli" inició en Gijón dos días de máximo compromiso con tres corridas de toros en 48 horas. Las tres se saldaron con Puerta Grande -Gijón, Dax y San Sebastián- pero en El Bibio puso sobre el ruedo su raza y determinación para triunfar dejando patente su condición de máxima figura del toreo. "El Juli" quedó inédito en el primero y salió con el cuchillo en la boca en el cuarto. Cortó dos orejas tras una borrachera de toreo al natural.

Si la tauromaquia tiene sus reyes, el escalafón de novilleros tiene a Luis David Adame como príncipe. El joven espada mexicano arrolló en su segundo paseíllo en Gijón. Reeditó el triunfo de cuatro orejas cosechado el año pasado pero revelando el bagaje taurino que ha acumulado durante esta temporada. Variedad y vistosidad con el toreo de capa, frescura y clarividencia de ideas que le hacen afrontar su inminente alternativa en septiembre como posible relevo al escalafón actual. Además el novillero de Aguascalientes está bendecido con el don del temple.

Si Luis David Adame gobierna en el escalafón inferior su hermano Joselito Adame se desenvuelve con soltura frente al toro. No tiene el mismo trato en España que en México donde es capitán general pero en cada festejo en que le dan la oportunidad Joselito no defrauda y El Bibio fue testigo de su astucia y valor para no mover un alamar por mucho peligro que esconda el toro.

No salió en hombros por el uso de la espada y quizás porque el toreo a izquierdas de Manuel Jesús "El Cid" llegara en el primer toro. Lo cierto es que el torero de Salteras dibujó los naturales más excelsos, pausados y largos de la feria. Un acierto su elección para sustituir a Manuel Escribano. También destacó la madurez y solvencia de Fernando Robleño que alcanzó cotas de toreo puro.

Cayetano regresó a El Bibio y no lo hizo a saludar. Sorprendió a los tendidos con una faena seria, de verdad y con buenos momentos como su inicio de rodillas. Muletazos hondos por el derecho y de buen corte los doblones por abajo para cerrar la faena que malogró con la espada.

Miguel Ángel Perera logró salir en volandas de El Bibio gracias a cortar tres orejas de su buen lote de Domingo Hernández. Derrochó entrega y quietud para cuajar a su lote en la corta distancia, entre los pitones de ambos toros, con las astas rozando su taleguilla sin inmutarse.

Alejandro Talavante atraviesa un grado de madurez donde la originalidad brota en cada actuación sin saber de dónde procede. El ingenio del diestro extrameño apareció en forma de arrucinas, cordobinas o chicuelinas. Su toreo al natural desprende belleza y un halo de arte que lo hace distinto a todo.

Resulta difícil poner nombre al mejor toro de la feria. Es evidente que la corrida de La Quinta lidió en su conjunto los ejemplares más completos, en especial, "Romerito II", lidiado por Robleño. En la de Garcigrande hubo tres toros: el lote de Miguel Ángel Perera "Polvorillo" y "Cascabel", de Domingo Hernández o el toro "Rasguño", de Garcigrande que lidió Cayetano. También en la floja y bonita de hechuras corrida de Juan Pedro Domecq tuvo calidad "Despreciado", que lidió Enrique Ponce. Incluso varios novillos de Zacarías Moreno.