La promoción de la lactancia materna se considera una estrategia mundial prioritaria de salud pública, introducida en las principales directrices de salud de los gobiernos y agencias de salud del mundo. La OMS tiene como objetivo para 2025 que el 50% de los lactantes menores de seis meses sean amamantados en exclusiva. De 2006 a 2012 sólo se amamantó a un 25% de los bebés. En España, las tasas de lactancia materna van del 18% al 20% a los cuatro-seis meses. En Asturias, sólo una de cada tres la mantiene como alimento cuatro meses después. En los estudios recogidos, las mujeres señalan varias razones de abandono. En las primeras semanas, el 25% lo deja por dolor en los pezones, mastitis o escasez de leche. Son también importantes la zona de residencia, el número de hijos e hijas previos y la clase social y, desde luego, si tienen o no colaboración de las redes sociales (familia, especialmente pareja y abuelas). Estas redes facilitan el reparto de tareas y cuidados, así como el apoyo psicológico necesario para la toma de decisiones y la resolución de problemas. Entre el cuarto y el sexto mes influye más el tiempo de baja por maternidad. Las cifras reflejan una caída casi a la mitad de la prevalencia al acercarse la fecha de incorporación al trabajo. Las mujeres más vulnerables social y económicamente tienen menos intencionalidad de amamantar.

¿CÓMO PODER? Hacen falta medidas más eficaces en el apoyo directo a las mujeres que quieren amamantar y tienen dificultades, entre ellas: A) Consultas accesibles de consultoras de lactancia, mayor capacitación de los y las profesionales que las atienden, mejores programas institucionales de atención maternal, y facilitar extractores de leche, especialmente en las unidades de hospitalización de niños enfermos. B) Mayor protección a los derechos laborales de las mujeres en torno a sus permisos y licencias de maternidad, sin repercusión en su vida laboral y social: ampliación del permiso maternal financiado, al menos a 18-24 semanas, y mayor en circunstancias de vulnerabilidad laboral y/o social (familias monomarentales, mujeres inmigrantes, trabajadoras del sector agrícola, autónomas o de la economía sumergida); descansos reconocidos y remunerados en el trabajo, para amamantar o extraer leche, en salas adecuadas para tal fin (higiénicas, privativas y confortables) y mejora de permisos y flexibilidad de organización de las jornadas laborales, que hagan posible la atención de los menores, junto con progenitores y la red social, incluyendo criterios de elegibilidad. C) Mejorar el contexto social de las mujeres con políticas que favorezcan y normalicen el cuidado por parte de los hombres, favoreciendo la ampliación de permisos laborales masculinos, el acceso a trabajo flexible y campañas que promuevan la corresponsabilidad y la parentalidad positiva; así como acciones que contribuyan a normalizar la lactancia materna en público. Las mujeres que eligen la maternidad y la alimentación al pecho necesitan compartir equitativamente el cuidado que supone con sus parejas, entorno y sociedad, para que éste no devenga en una inequidad de género, una sobrecarga de tareas y, por tanto, un riesgo para su salud.