Sietes (Villaviciosa),

Marcos PALICIO

Hasta aquel alcalde asturiano que hace algunas décadas rechazó un ordenador «porque aquí no tenemos nada que ordenar» se habría rendido ayer en Sietes. Como cedió María Cristina Cortina, que ayer cumplía 70 años, o Ramón Rodríguez y Jesús Fraile, que ahora se arriman sin miedo a las computadoras después de protagonizar un anuncio de Microsoft y de recibir en rigurosa exclusiva un curso de cuatro horas en el que el profesor «hacía virguerías» con el nuevo sistema operativo de la multinacional. Desde su pueblo, emblema de lo rural globalizado por el azar de la toponimia, sale hoy hacia toda España el último producto de Microsoft, Windows 7, para el resto del mundo, «Windows Sietes» en Villaviciosa.

La coincidencia hizo gracia a algún creativo publicitario y hoy el pueblo, banderas y flores por todas partes, se presta con todo lo que tiene a colaborar en el lanzamiento nacional del programa. Sus apenas cien habitantes lo han probado antes que nadie, han actuado en un spot, han dejado que pintasen algunas casas con los colores corporativos del gigante más gigante de la informática y hoy, por fin, la presentación nacional se hace allí. Hoy, Sietes es Nueva York, la «pequeña manzana» asturiana desde la que se enseña en España un producto que Estados Unidos presenta en la Gran Manzana.

Ayer, en la tensa espera, bajo el poste en el que un operario coloca una gran banderola, junto al prado en el que se levanta un enorme Windows 7 en porexpan, los vecinos piden que no llueva y que Microsoft, al pasar, les deje algo. Jaime Tabernero, otro de los actores de la «campaña on line de vídeos virales», según la terminología de la multinacional, se daría por satisfecho si la «sorpresa» que anuncian para hoy sus nuevos amigos de Microsoft fuera lo que todos sospechan, una conexión más veloz a internet. «Ellos lo han sufrido», dice sobre los empleados de la compañía, que «lo pasaron bastante mal para conectarse aquí. Vamos a 45 kilobytes, algo increíble, con cortes en el suministro...». La compañía no suelta prenda, pero esta mañana se lo podrán pedir directamente a María Garaña, presidenta de Microsoft Ibérica. Ella, de padres asturianos, ejercerá como maestra de ceremonias en el lanzamiento desde Sietes, en el que se probará que Windows 7 funciona, se verá el anuncio y se servirá un cóctel con productos asturianos.

Bastan, de todas formas, la ruptura de la monotonía del pueblo durante las semanas que lleva «tomado» por el gigante de la informática, la proyección de su nombre o la limpieza de las calles. O la experiencia de los nuevos actores en un oficio «pesado y cansado, pero que me encantó», afirma María Cristina Cortina, que ayer cumplía 70 años. «Todo sietes», celebra, «y el día 7 cumplimos las bodas de oro», la acompaña su marido, Ramón Rodríguez, otro intérprete novel que ríe a carcajadas su ocurrencia tras comprobar que «la vida del actor es muy dura». Jesús Fraile, que se saltó el casting por ir vestido «normal, no como algunas mujeres, que venían demasiado arregladas», tuvo que repetir tantas veces que «al final, casi no sabía lo que decía». En el vídeo promocional, que hoy verán por primera vez completo durante la presentación, María Cristina prepara una fabada y habla con un periquito; Ramón mira cómo otros vecinos pintan una fachada con los colores de Microsoft y responde que «con buena manzana sale buena sidra» cuando Jesús le pregunta sobre la calidad de sus caldos. Aparecen, además y entre otros planos que no han visto, unas ovejas con auriculares rosa «a las que costó Dios y ayuda meter en un corral» que no era el suyo y otras escenas cotidianas que los vecinos aguardan con ansiedad en el montaje definitivo.

En Sietes, en las alturas del municipio maliayés, en un lugar difícil para las comunicaciones hasta que arreglaron la carretera que sube desde la capital del concejo y Villaviciosa tuvo autovía, los ordenadores se veían de lejos. Alguno de los vecinos confiesa que «hasta ahora no los había tocado» y otros, que ni siquiera sabían lo que era un sistema operativo, pero el curso acelerado a cuenta de Microsoft ha dado más de un resultado visible en este pueblo «revitalizado», «con cada vez más gente joven», apunta Jaime Tabernero. «Si tuviésemos acceso a una buena conexión», Jesús Fraile se lanzaría a la red. María Cristina Cortina «ya decía antes que me encantaría tener un ordenador»; ahora la experiencia le ha dado más razones para afirmar que «en pueblos como el nuestro necesitamos la informática más que en otros lugares. Llega el invierno y necesitamos un entretenimiento».