El puerto de Candás necesita una mejora, pero no esa mejora. Políticos, representantes vecinales, pescadores y hasta el propio Principado (que estuvo representado por el director general de Ordenación del Territorio, Juan Fernández Pereiro) coincidieron ayer en el diagnóstico de uno de los problemas que más preocupan en el concejo de Carreño: la reforma de su dársena sin que con ella desaparezcan las señas de identidad de la villa y sus espacios de ocio. El Conceyu Abierto organizado por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA llenó buena parte del patio de butacas del histórico teatro Prendes, como si de un estreno se tratase. Los asistentes siguieron con pasión el debate, marcando con aplausos o exclamaciones sus puntos de vista.

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El acto, que estuvo moderado por la responsable del Club Prensa Asturiana, María José Iglesias, quedó definido desde la primera intervención, protagonizada por la alcaldesa de Carreño, Amelia Fernández López: el puerto de Candás es inseguro, tiene graves problemas de calado y requiere un proyecto de reforma que garantice la actividad marinera, pero eso no puede conseguirse al precio de hacer desaparecer espacios naturales o símbolos de la localidad como la Peña Furada, la playa de la Pregona, la Peña de los Ángeles y la Farola. La regidora pasó, en su primera intervención, de puntillas sobre uno de los asuntos que más preocupan a los vecinos: qué pasará con el espigón de La Palmera, actualmente utilizado por candasinos y veraneantes para tomar el sol y bañarse, a causa del deterioro de los arenales del pueblo.

Junto a la alcaldesa se sentaron, invitados por LA NUEVA ESPAÑA, el portavoz socialista, Gabriel Rodríguez; el concejal de Somos Carreño, Carlos López Olmo; el portavoz del PP, José Ramón Fernández Gutiérrez; el de IU, Juan Pola; el patrón mayor de la Cofradía, José Ángel Gutiérrez; el presidente de Candás Marinero, José Antonio González Cuervo; y el presidente de la asociación vecinal de Candás, Luis Fernández Fernández. El director general de Ordenación del Territorio, Juan Fernández Pereiro, se incorporó con un ligero retraso al Conceyu y tuvo que esforzarse para contentar a unos contertulios y un auditorio exigentes. Los candasinos no querían palabras vagas ni explicaciones técnicas y se lo hicieron saber claramente. "Pero bueno, ¿van a retirar el proyecto de la Pregona, la Peña Furada y el espigón de La Palmera o no? Porque no entendí nada", le espetó el presidente de la asociación vecinal, cosechando una salva de aplausos.

"Quiero e intento ser claro", insistió Pereiro, al que le costó conciliar algo tan abstracto como una estrategia para el litoral ("que no es un proyecto, sino unas líneas generales de actuación", destacó) con la inquietud de los residentes, que querían palabras claras. Y al final, con sacacorchos, se las fueron sacando. El plan que se prevé para Candás en la estrategia regional para los puertos asturianos no se llevará adelante, ha sido retirado, porque la CUOTA ya ha admitido la alegación presentada por la anterior Corporación. Y cualquier solución que se busque se hará con transparencia y participación. Y, en ningún caso, podrá afectar a los elementos singulares cuya protección exigen los vecinos. Cómo se alcanzará esa solución queda, según reconoció el representante del Principado, para un momento posterior. La mayor incertidumbre, que no quedó completamente clara, es el destino del espigón, cuya ampliación fue muy criticada por los asistentes. "Nos quieren plantar ahí un mamotreto para ampliar los amarres de pesca deportiva", acusó uno de los vecinos. Y el portavoz de IU insistió en que el puerto de Candás no tiene gran demanda de amarres deportivos. Con él coincidió el representante vecinal Luis Fernández. "Si se bajan los costes de amarre en el puerto de Gijón, la mitad de la demanda de Candás desaparece. Y lo que da vida al pueblo es la playa, no el amarre de barcos deportivos", insistió.

"El puerto no es seguro, pero su seguridad no pasa por más pantalanes", resumió el presidente de Candás Marinero, José Antonio González. "Tiene muchos problemas, pero no se arreglan llenando de hormigón una playa. No estamos de acuerdo con su planteamiento", aseguró el portavoz de Somos Carreño, Carlos López Olmo.

El patrón mayor de la cofradía aseguró estar "cansado" de la polémica, e insistió en que a su gremio le es indispensable una reforma del puerto que garantice la seguridad de los barcos. Y es que, destacó, el último gran temporal hundió más de 20 embarcaciones, y la falta de espacio de atraque ha llevado a cinco barcos de ocle a dejar Candás como base . "Y cada uno son siete puestos de trabajo", dijo. Durante el debate, Gutiérrez hizo una confesión controvertida: la anterior reforma del puerto acortó el espigón, que estaba previsto con una longitud de 80 metros, a 60. "Orlando Azcona, que llevaba el proyecto, me ofreció acortar el espigón a 60 metros a cambio de aumentar el calado de la dársena interior. Y acepté. Igual tengo yo algo de culpa", aseguró. Y es que el desarrollo del último proyecto de reforma, planeado por el Gobierno de Sergio Marqués pero ejecutado (y recortado) por el de Vicente Álvarez Areces fue, según los contertulios, "una obra cara e inútil".

Al final, tras casi dos horas de intervenciones, la moderadora resumió el estado de la cuestión: habrá todavía mucho debate y mucha negociación para llegar a buen puerto entre vecinos y autoridades.