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JUAN VELARDE | Economista y pregonero de las fiestas del Bollo de Salas, su concejo natal

"Uno de los éxitos de Asturias ha sido tener una base industrial muy buena"

"La energía nuclear se ha convertido en una bandera política en España, cuando es la más barata, y amenazan con cortarla"

Juan Velarde, en La Granda (Gozón), el martes, durante los cursos de verano. RICARDO SOLÍS

Juan Velarde preside la asociación Cursos de La Granda, con la que organiza seminarios especializados que reúnen a expertos internacionales cada verano en Gozón. Sin embargo, hoy hará una parada para visitar su Salas natal y leer el pregón de las fiestas del Bollo (21 horas).

-¿Contento por el encargo?

-Muy contento, porque a pesar de que soy salense vivo en Madrid, pero paso por Salas todos los años por diversos motivos y el encargo es una señal de que no me consideran un ajeno al pueblín mío.

-¿Puede dar un adelanto?

-Claro, en el pregón voy a hablar de por qué uno puede estar muy satisfecho de ser salense. Empezaré por la base natural, que es el medio en el que se encuentra con La Espina y La Cabruñana como límites. También voy a hablar de Nuestra Señora del Viso, que es la patrona de todos los salenses, y de los ríos y la importancia del Narcea y Cornellana. Recordaré que la primera huelga que se produjo en Asturias fue en la Edad Media, cuando los que trabajaban para el monasterio dejaron de trabajar porque comían continuamente salmón.

-¿Celebrará los festejos?

-Cenaré allí, pero regresaré a La Granda a dormir porque estoy dirigiendo los cursos y, precisamente, comienza ahora el tema de la energía, que es un asunto importantísimo para Asturias.

-¿Por qué es tan importante?

-Uno de los problemas que tienen la economía española y, en concreto, la industria asturiana para vender los productos en competencia internacional es que tiene que consumir una energía más cara que la de China, Inglaterra u otros lados. España tiene una economía industrial curiosa, cada unidad adicional de producto interior bruto (PIB) requiere que se invierta en una unidad y pico de energía. Y eso es lo que discutimos en La Granda, las fuentes de energía. Por ejemplo, el carbón. Está el mundo lleno de minas cerradas; la base de la economía francesa es nuclear, pero a nosotros nos ha dado miedo.

-¿Apostaría por cambiar el modelo energético?

-En este momento es fundamental. La energía nuclear es el futuro. Todos los premios Nobel de Física coinciden en que quien no investigue en energía de fisión, la nuclear, lo tendrá muy difícil para investigar la energía de fusión, que es el Sol. En Europa ya están muy adelantados, pero aquí seguimos paraditos. La energía nuclear se ha convertido en una bandera política en España, cuando es la energía más barata y amenazan con cortarla.

-¿Y el sector del acero? Arcelor-Mittal acaba de anunciar una inversión de 24 millones de euros para sustituir parte de la maquinaria, ¿supone una garantía de empleo en los próximos años?

-Lo que más crea empleo son los servicios, pero sin una base de bienes físicos al lado no salen adelante los servicios. Arcelor, como es una multinacional, ha comprendido que esa explotación es óptima para vender en el conjunto de Europa y creo que estará por los siglos de los siglos, de momento. Ha sido uno de los éxitos de Asturias, tener una base industrial muy, muy buena y por eso liquidan las factorías del País Vasco. En mi opinión ha sido un acierto colocarla aquí con dos puertos espléndidos para las derivaciones y muy cerca del foco de servicios. Un ingeniero de Arcelor puede vivir en Oviedo y eso es muy favorable.

-¿Considera que el sector agroalimentario puede ser nicho de futuro en la región?

-Ya lo está siendo en muchos sentidos, y en el futuro, evidentemente. Como consecuencia habrá que vincularlo a actividades industriales de algún tipo, como las conservas. Es uno de los puntos fundamentales que tiene Asturias y hay que aprovecharlo.

-Además del complemento industrial, ¿qué le falta al sector para dar el salto?

-Hay que alterar las dimensiones de las fincas para ser productivos pero, ¿qué frena eso? Es algo psicológico, el afecto del campesino por la tierra le impide desprenderse de ella y que otro la compre y eso favorece que haya menos oferta y sea más caro el suelo. Aunque va imponiéndose la venta, porque los hijos logran vender los terrenos. Ese complemento industrial, que también puede ser una fábrica de yogures como la que hay en Salas, facilita que los productores entren en el sector servicios y el comercio y eso hace que aumenten sus posibilidades. El campo tiene mucho futuro en Asturias.

-España está, sigue, sin gobierno. ¿Qué impacto económico supondrían unas nuevas elecciones?

-Honradamente, creo que sería malo. El mundo internacional está siendo fundamental en estos momentos para el país en inversiones, compras y negocios, pero como no saben lo que va a salir de ahí, se retraen de comerciar con España. Sería horroroso, rotundamente malo y estoy seguro que al día siguiente de anunciar unas nuevas elecciones subirían los tipos de interés. Y la deuda, ¿podrá pagarse? Pues habrá que vender más barato y el tipo forzoso de interés subirá.

-¿Cree que España superará la depresión económica o se ha estancado?

-Hubo un hundimiento muy grande con la Administración Zapatero. He hecho unos cálculos, he cogido el PIB de 1959 y el que alcanza en 2008, y en 49 años se hizo un avance tremendo que lo cambió todo. En Estados Unidos tardaron cien años en hacer lo mismo. Hemos tenido un desarrollo rapidísimo y seguimos en ello.

-La sociedad de la información avanza a un ritmo imparable, ¿cree que las monedas digitales o bitcoins sustituirán al dinero físico en unos pocos años?

-Es posible, porque está avanzando muchísimo, pero considero que el dinero digital debería tener controles como el físico. Se han dado algunos pasos, pero con miedo a las posibles trampas, por lo que es necesario legislarlo. Creo que saldrá adelante a la fuerza, pero, claro, dentro de cierto tiempo.

-¿Podría explicar por qué Salas da tantos profesores y estudiosos, como usted y Joaquín Lorences en el ámbito económico o Jesús Menéndez Peláez en literatura?

-Hubo una suerte muy importante en Salas cuando el Ayuntamiento decidió que era necesario un colegio de Segunda Enseñanza y lo que recibía de los montes comunales lo convertía en becas. Y tiene adicionalmente otra condición; por temas políticos en la Guerra Civil muchos catedráticos de instituto perdieron la plaza y fueron contratados por el Ayuntamiento. Allí estudié hasta séptimo de Bachillerato y en Madrid, en el Ramiro de Maeztu, que tenía fama de muy duro, obtuve el premio extraordinario.

-Se encuentra en plenos cursos de La Granda, ¿qué objetivo persiguen con su organización?

-Pretendemos, desde el principio, tener reuniones de expertos y que entre ellos discutan. El debate es fundamental para avanzar y eso que las discusiones entre intelectuales son muy duras. Recuerdo una muy, muy dura entre Gustavo Bueno y el teólogo Olegario González de Cardedal, y eso es en esencia La Granda, gente de primerísima línea que discute y puede llegar a conclusiones o seguir opinando.

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