Dieciséis municipios asturianos ordeñan más del 90% de la leche que abastece a la industria. Y sólo Tineo, Valdés, Gozón, Tapia, Navia, Castropol y Salas producen el 60% de los litros totales que se transforman. Estos son algunos de los datos que figuran en el libro "El sector productor de leche en Asturias, un acercamiento a sus cifras", que José Antonio Migoya, técnico de Caja Rural de Gijón, y Benigno Fernández, jefe de servicio de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, presentarán el miércoles, a las 19.30 horas, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). La publicación hace una radiografía exhaustiva de un sector en continua decadencia, que sigue sufriendo las consecuencias del fin de las cuotas lácteas. De hecho, en 2016 cerró casi una ganadería cada dos días: 150 en total.
Actualmente, según datos de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, en el Principado quedan unas 2.130 explotaciones de leche, mientras que las de carne ascienden a más de 13.900. Entre 1995 y 2014, las cuadras con vacas frisonas menguaron en 15.396. Dicho con otras palabras, se perdieron 810 ganaderías al año, 2,2 cada día. Con respecto al nivel de producción, el año de más actividad fue 2002, con 667,1 millones de litros. A partir de entonces, los briks de leche comenzaron a menguar hasta 2013, campaña en la se entregaron a la industria 507,6 millones. Esta disminución, indican los expertos, significó la pérdida de 159.534.327 litros de leche en ese periódico, es decir, una reducción del 23,9%. Los autores del trabajo relacionan esa caída con la pérdida de empleo en el sector, que entre el 2000 y 2013 supusieron 3.189 puestos de trabajo menos.
Tineo sigue manteniendo su hegemonía -produce el 19,2% de la leche-, aunque sin librarse del declive. Las últimas estadísticas reflejan una pérdida en los últimos diez años de 310 explotaciones. Junto a Tineo, se mantienen a la cabeza Valdés (11,6%), Gozón (7,4%), Tapia (5,6%), Navia (5,5%), Castropol (5,4%) y Salas (5%). Entre los siete suman el 59,7% de toda la leche que se ordeña en la región. Los 38 municipios que menos producen -representan el 8,2% de las entregas- apenas superan los litros que saca Gozón. Estas cifras demuestran que las cuadras que resisten a la crisis láctea apuestan por crecer tanto en ordeño como en un número de vacas.
Los autores del libro, realizado para la Caja Rural de Gijón con la colaboración del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), hacen referencia a la "diferencia abismal" que existe entre las explotaciones con mayores volúmenes de entregas y las que menos en relación al uso de la superficie. José Antonio Migoya y Benigno Fernández explican que las ganaderías con más de un millón de litros tienen un déficit forrajero y en algunos casos producen problemas medioambientales. Por contra, las cuadras con menos litros infrautilizan el terreno. Los expertos indican que para solucionar este problema hacen falta "políticas sectoriales que permitan una redefinición de las zonas productivas".
Otro de los retos del campo es el relevo generacional. Los autores de la publicación prevén incluso que si en los próximos diez años no se produce una incorporación masiva de jóvenes, la producción láctea regional caerá un 28% más. Los 1.348 titulares de explotaciones -consideradas personas físicas, ya que las jurídicas son 574- que había en la campaña 2015- 2016 tienen una media de edad de 53,5 años. Pero los datos pueden ser todavía más sangrantes: el 65,3% es mayor de 53,5 años y sólo el 9,4% tiene menos de 40 años. En base a ello, en una década el 65% de los ganaderos al frente de una explotación habrá llegado a la edad de jubilación. En vez de verde, el futuro en el campo se presenta negro.
