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Veinticinco mil alevines en favor de la supervivencia del salmón en Asturias

La sociedad Mestas del Narcea colocará el próximo año jaulas en los propios ríos para mantener a los reproductores hasta el desove

Piscifactoría de Quintana, en Pravia

Medalla de plata de Asturias para la sociedad de pescadores Mestas del Narcea, la mayor impulsora de repoblaciones de salmones en Asturias. Reconocimiento más que merecido cuando se oye a estos pescadores hablar de su pasión por el río y cuando Enrique Berrocal, presidente del colectivo, cuenta emocionado como lleva cada uno de los salmones que se recogen vivos en el río y que los pescadores deciden ceder al "proyecto Arca", hasta la piscifactoría que la sociedad tiene en Quintana (Pravia).

Aquí los salmones donados se desovan y regresan nuevamente al río a vivir. Hay quienes critican a estos pescadores por intentar salvar al salmón de esta manera, biólogos que sostiene que la variabilidad genética de los alevines que se crían en cautividad está mermada por ser hijos de un puñado de reproductores, pero la única iniciativa real que se está llevando a cabo para intentar que el salmón no desaparezca de los ríos asturianos es ésta.

El sábado pasado comenzó el marcaje de los alevines que se soltarán esta temporada. Se cortó la aleta adiposa a 7.450, y ayer a otros tantos. Esta campaña Mestas del Narcea soltará a las cuencas del Nalón y del Narcea un total de 25.000 alevines, que dentro de cuatro años regresaran, en parte, al río. Es cierto que los porcentajes de salmones que vuelven al río derivados de las repoblaciones son pequeños, se calcula que regresa al río solo uno de cada mil, pero el empeño de Las Mestas no cesa.

La sociedad de pescadores buscó el apoyo de la Administración para llevar a cabo el "proyecto Arca", una iniciativa que ahora pretenden extrapolar a otras cuencas como las del Eo, Esva, Porcía y Navia. Este proyecto nació en el año 2015, y en ese primer ejercicio se cedieron siete salmones al proyecto.

No resulta sencillo cambiar las conciencias ni la forma de ver la pesca de los ribereños que llevan toda la vida llevándose a casa sus capturas. Pero la pedagogía hizo mucho y las cifras negras que cada año ofrecen los ríos, que avecinaban que el salmón iba a desaparecer definitivamente de los cauces asturianos, removieron muchas conciencias.

Así, en 2016 ya se cedieron doce salmones reproductores al "Arca" y en 2017 fueron 17. Pero hubo problemas, no es sencillo mantener a los reproductores con vida en los tanques, y el año pasado murieron tres, tras lo cual se comenzaron a aplicar tratamientos específicos que pudieron evitar tener que lamentar más bajas.

En esta campaña los pescadores de Las Mestas del Narcea, en su mayoría, y algunos de Fuentes del Narcea, sociedad colaboradora, cedieron treinta y cinco salmones al "proyecto Arca. Ribereños que jamás habían cedido uno y con más de sesenta años de afición pescadora a sus espaldas quisieron contribuir a la supervivencia del salmón, quieren que sus nietos puedan salir a pescar y eso emociona a Enrique Berrocal, que siente que "algo estaremos haciendo bien".

Cada vez que un ribereño decide ceder un salmón debe llamar a Berrocal, que de forma inmediata y completamente altruista se desplaza a la zona de captura con una sacadera para lograr que el pez salga vivo y con el menor estrés posible para ser trasladado en una cuba hasta la piscifactoría. El reto es que haya futuro consolidado para el salmón en Asturias.

Pero este objetivo es cada vez más ambicioso, y el próximo año el proyecto quiere colocar jaulas en los propios ríos para que los salmones no tengan que ser desplazados en cubas desde su captura hasta la piscifactoría.

Al disponer de estas jaulas se evita que sufran los cambios de temperatura que se producen en su desplazamiento, que pueden llegar a oscilar hasta seis grados, y lo salmones no se apartan de su "casa", los ríos.

Las Mestas del Narcea ha recibido un reconocimiento por esta labor, pero su presidente Enrique Berrocal se lo toma con humildad.

"Quizás lo podríamos hacer mejor", pero hasta ahora ellos han sido los únicos en poner en marcha un proyecto que tiene un objetivo claro y cuyos resultados podrán valorarse con mayor fiabilidad en 2019, ya que lo salmones tardan unos cuatro años en regresar al río después de su viaje marítimo. El "Arca" es esperanza.

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