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"Muchos pacientes no se curaron por falta de electroshock"

La terapia electroconvulsiva vuelve al HUCA tras años de aplicación "por la puerta de atrás"

Julio Bobes. IRMA COLLÍN

Muchos pacientes asturianos afectados de una enfermedad mental grave han perdido su oportunidad de curarse debido a que en el HUCA no se dispone aún de la tecnología necesaria para aplicar terapias electroconvulsivas o de electroshock. Ahora se anuncia que el próximo año Asturias por fin dispondrá de estos tratamientos.

La terapia electroconvulsiva acabó denostada por "prejuicios de carácter político y social", tal y como explica Julio Bobes, psiquiatra, presidente de la Real Academia Asturiana de Medicina y uno de los especialistas en psiquiatría de referencia en España, que añade que por ley deberían estar funcionando en todos los hospitales públicos desde el año 2006. "Pero, lamentablemente, la realidad en Asturias es otra y ahora anuncian que vuelven estas terapias cuando en realidad acumulamos años de retraso y muchos han sido los pacientes que o no han recibido el tratamiento o se les ha aplicado por la puerta de atrás, derivándoles a centros privados", concreta Bobes.

Los candidatos a recibir tratamiento por electrochoque son aquellos pacientes que ya fueron tratados con fármacos y psicoterapia, pero que no lograron avances en su estado de salud. Explica Bobes que "los problemas de salud mental son iguales que las enfermedades físicas, pero lamentablemente la sociedad no lo comprende. Todo el mundo se compadece de un enfermo del corazón o de alguien que se ha roto una pierna, pues hay que hacer lo mismo con los que sufren este tipo de enfermedades".

El psiquiatra ovetense explica que los trastornos más frecuentes son los de ansiedad, dentro de la que se incluyen los trastornos obsesivos compulsivos (TOC), la ansiedad generalizada y la fobia social. Y en segundo lugar se colocan los trastornos depresivos, que en sus estadios más graves pueden tratarse con electroshock.

Julio Bobes insiste en el gran desconocimiento que hay en la sociedad respecto a las enfermedades mentales y aclara que "nada tiene que ver un trastorno de ansiedad o depresivo con una persona que tiene esquizofrenia. Hay que aprender a diferenciar y no considerar a todos los enfermos iguales, porque nada tienen que ver". En cuanto a los avances en los tratamientos de las enfermedades mentales, explica Bobes que el "boom" se produjo en la década de los 90, conocida en el ámbito médico como la "década del cerebro", y después se sumaron los avances de los estudios genéticos, que aportan muchísima información sobre el enfermo y su cerebro.

Vida normal

"La mayoría de los pacientes mejora muchísimo con la medicación y la psicoterapia, muchos de ellos llevan una vida absolutamente normal, al igual que lo hace un diabético o un hipertenso. La gente debe entender que una enfermedad mental es un problema físico del cerebro y que aunque no se vea, eso no significa que no exista", apostilla el experto.

Al igual que los testimonios recogidos por este periódico en los que tres mujeres asturianas relatan sus casos particulares, Julio Bobes afirma que "hay que quitarse prejuicios y conocer las diferencias de los trastornos psicóticos graves". Se refiere el especialista a los esquizofrénicos, que en muchas ocasiones están detrás de casos dramáticos, "matan a sus hijos o a sus padres porque oyen voces que les mandan hacerlo. Es importantísimo tener una buena salud mental, llevar a rajatabla los tratamientos y poder utilizar técnicas como el electroshock, que nos permite curar a muchos pacientes que no han respondido a los fármacos", concluye.

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