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JAVIER JUNCEDA | Jurista, recopila sus artículos en el libro "A contracorriente"

"El populismo es el cáncer de nuestro tiempo, y de ahí la gente sale escaldada"

"La Constitución es una de las más jóvenes de Europa, necesitamos un poco de sosiego"

Javier Junceda.

"A contracorriente" es, dice su autor, "un ajuste de cuentas con la realidad" a la manera de Javier Junceda, que en unos cuantos brochazos rápidos se autorretrata como un conservador moderado, católico y europeísta, un "turnista" patidario de la alternancia de fuerzas políticas serias a derecha e izquierda y un "abogado de provincias" que "oxigena la cabeza" cultivando una vieja vocación de articulista. Junceda (Oviedo, 1968), jurista especialista en derecho administrativo, ha querido dejar hecha su fotografía de la España que le ha tocado intentar entender en un libro ilustrado por su hermano Juan, recién publicado y pensado para enlazar las reflexiones y las invitaciones a la reflexión que contienen 115 artículos publicados en distintos medios, entre ellos LA NUEVA ESPAÑA. Es su segundo libro ajeno a lo jurídico, antes llamó "Entre líneas" a una recopilación de unos cien textos escritos de 2004 a 2016. El volumen recién publicado tiene 115 sólo desde 2016...

- Es que en dos años han pasado muchas cosas.

-Claro. Este intervalo ha sido una convulsión en mil ámbitos. Por eso estructuro el libro en tres partes, las de los palos que suelo tocar al escribir, el político, el social o de observación íntima de la vida y el jurídico.

- Dice en la introducción que quiere contribuir a formar una opinión pública alejada de la simpleza. ¿El fantasma del populismo?

-En la presentación del libro, el escritor Álvaro Delgado Gal dijo de la parte política que lo que había sacado en limpio era que me situaba en contra del populismo. Es así. Tanto del de un sentido como del otro. Equivale a embaucar a la gente, a un engaño que se vuelve más perjudicial en épocas de gente desesperada, capaz de comprar todo y de agarrarse a un clavo ardiendo. Me resulta especialmente doloroso ver cómo se toma el pelo a la gente. Es un cáncer de nuestra democracia y de nuestro tiempo, la brocha gorda de tratar de resolver con simplezas problemas complejos. Soy totalmente contrario a los populismos, a las soluciones mágicas para problemas que requieren mucho estudio. Por ejemplo a la emigración ilegal. A eso le das tratamiento de brochazo y la gente te lo compra. Pero tratar el problema así es engañar, embaucar.

- ¿Tiene antídoto?

-La vacuna contra el populismo es la seriedad. Quienes creen tener soluciones para todo deberían ser más honestos, más modestos. Saben que están engañando. Y el problema es que la gente que entra en esa doctrina sale escaldada. Cuando llega la desilusión y la desafección con esos caraduras ya no confía y se va a convertir más y más en antisistema. La extrema izquierda y derecha no sé lo que es, pero ante soluciones de titular y estribillo a problemas concretos apelo a la seriedad.

- En el libro no le ha dado tiempo a hablar de la irrupción de Vox en Andalucía.

-Lo hago en un artículo que se publicará proximamente, pero creo que Vox ha surgido porque el PP se ha limitado a la cuestión económica, algo que ha hecho de forma formidable por cierto, y ha dejado inexplorado cualquier ámbito propiamente ideológico.

- Se dice europeísta.

-Sí. Porque Europa es la clave. Me sorprenden esas arremetidas vehementes contra Europa, cuando alguien que hubiera conocido España antes de la entrada en la UE y volviera quince años después seguramente diría que esto es otro país. Atacar a Europa es de un esnobismo idiota.

- ¿A la Constitución le sientan bien los cuarenta?

-Tal vez algunos detalles deban ser modificados, pero tenemos una de las constituciones más jóvenes de Europa. Es estupenda, jovencísima, admirable, pero vivimos en un contexto en el que todo el mundo quiere modificarlo todo. Necesitamos un poco de sosiego y tranquilidad.

- Su concepto social tampoco es complaciente.

-Me preocupa que se esté imponiendo la libertad de opción por encima del concepto moral. Cunde un relativismo espectacular en el que todo es opinable y parece que no haya ya verdades físicas o metafísicas. Pero no existe la libertad de ser un botarate, y como nada es bueno ni malo vivimos en un despiste espectacular, muy útil por cierto para la estrategia mercantil o comercial: a alguien sin criterio le colocas lo que quieras.

- ¿Por qué se llama esto "A contracorriente", es tan incorrecto?

-Lo escogí porque una de las modalidades del totalitarismo es la corrección política. Pero también es un concepto que se puede observar desde el punto de vista social. No me agrada la uniformidad ni quiero que la gente opine como yo, me gustan las personas de distintos tipos, y esto es un cuarto a espadas. Quiero ir contra esa corriente que va en el sentido que yo denuncio. Me divierte mucho escribir, me oxigena la cabeza, me ayuda a apartarme de los pleitos y a cambiar de registro, me encanta. Y este libro es una forma de ajustar cuentas con la realidad según mi forma de ver la vida.

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