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PP: de las trincheras al napalm

La batalla entre los populares asturianos se agudizó durante la visita de un Casado que vino a firmar unidad en el centro-derecha

PP: de las trincheras al napalm

Desde Génova tocan la corneta de la coalición con Foro, de la unidad de la derecha, pero en su ejército asturiano la batalla interna se recrudece. Se ha pasado de la guerra de trincheras -cada uno a pertrecharse en sus posiciones y reforzar su tropa, tentando al enemigo con ataques esporádicos- al napalm: ofensivas públicas y notorias, sin pudor ni timidez, aunque esté presente ante el bélico sainete, como espectador de lujo, el mariscal que llama a la tregua del centro-derecha y la integración de los foristas.

Pablo Casado desembarcó en Asturias para firmar una alianza con las filas casquistas y presentar un diplomático candidato en Gijón, Alberto López-Asenjo. "La paz sea con vosotros", venía a proclamar el mariscal de Génova. Pero lo que vio desfilar por delante fueron cañones del "cherinismo" y del "malladismo", y el mendigante pulular, a su alrededor, de algunos oficiales heridos en el fragor de la batalla interna.

La artillería de la candidata al Principado designada por la dirección nacional, Teresa Mallada, quedó en algún punto cercano al hotel de la Reconquista para cargar munición. Y como amenazante tropa desfiló hasta el lugar de la alianza con Foro: ella junto a los oficiales de facciones aliadas, como Agustín Iglesias Caunedo o Pablo González. Desfile de unidad y fuerza ante todas las cámaras, exhibiendo que la guerra en el PP asturiano ya no es de trincheras.

La líder de la otra facción, Mercedes Fernández, no optó por hacer desfilar su tropa: le valió con irrumpir junto al mariscal Casado, en una foto muy cotizada, tras ir a buscarle al aeropuerto. Demostrando que en esto de la coalición con Foro ella ha estado más cerca del "gran jefe" que Mallada, cuyo poder emana precisamente de la unción que le hizo ese gran jefe.

Pero el fragor se incrementó en la segunda parte de la visita del mariscal: la presentación en Gijón de López-Asenjo, una candidato independiente concebido, entre otras cosas, para no herir sensibilidades en ninguna de las facciones. El efecto fue el contrario: los "malladistas" tenían un obús preparado, lanzando públicamente a su hombre en el PP gijonés, Pablo González, como futuro diputado autonómico. Lo hizo Mallada destacándolo, prácticamente, como único gran hacedor en el PP local.

Mercedes Fernández no se amilanó y contraatacó: nada de Pablo González, los grandes valedores del PP gijonés son los suyos (Mariano Marín, Sofía Cosmen, Manuel del Castillo). A la presidenta del PP regional cada vez le tiembla menos el pulso en sus andanadas al enemigo interno.

Nuevo episodio en Gijón

Y los efectos de la guerra se van sucediendo. Luis Venta, mano derecha de Mercedes Fernández que optaba a formar parte de la lista de Mallada, ya no será gesto de una integración que ha estado muy lejos de producirse. Y Mallada protagonizó ayer una visita en Gijón junto al candidato, López-Asenjo, pero sin contar con el presidente del PP local, Mariano Marín, que apareció por allí "motu proprio". Otro "rifirrafe" al canto.

Algunos veteranos de guerra, que han visto mucha metralla volar desde la época de Sergio Marqués, no se asustan tanto. Es el caso de Ramón García Cañal, activo junto a Mallada. Casado, que venía a proclamar la paz, asistió en Asturias a una representación bélica. Y quizás en todo lo que vio tenga que ver la peculiar gestión interna de su dirección, aumentando al máximo la intervención de Génova y sorprendiendo cada poco con sus decisiones.

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