Pasan unos minutos de las dos de la tarde y en la calle Melquíades Álvarez el trajín es tremendo. Aparcados en la zona de carga y descarga descansan aliviadas tres furgonetas de reparto de compañías distintas. Las tres han tenido un día muy duro. Mucho más que cualquier otra jornada de trabajo normal. Luis Miguel Farfán llega a la primera de ellas con el traje oficial de una compañía de reparto. "Voy con algo de retraso", es lo primero que suelta. Debería estar por la zona de la Lila terminando ya el reparto de la mañana. No era así. El de ayer no era un día cualquiera. Frente a los vehículos no paran de pasar compradores cargados de bolsas. Una, dos... y hay alguno que va cargado hasta con diez. Eran las secuelas más visibles del Viernes Negro (Black Friday), la gran fiesta del consumo -exportada desde Estados Unidos- y que los grandes comercios han acogido con gran gusto y los pequeños más a regañadientes. Pese a las resistencias, hubo lleno total en las tiendas -más que otros años, según los dependientes- y también en el comercio online, que continúa arañando cuota de mercado al tradicional.
Otra de las secuelas fueron las largas colas de coches que se formaron en las entradas a los centros comerciales. Intu Asturias esperaba que ayer y hoy fueran los días del año de mayor afluencia al centro y, vistas las enormes colas de coches que se formaron en los accesos, probablemente sus predicciones se hayan cumplido a rajatabla.
Volviendo al centro de Oviedo, Farfán no para de sacar paquetes de dentro de la furgoneta. "Solo esta mañana llevo, entre repartidos y recogidos para devoluciones, unos cien", asegura. Una cifra que está muy por encima de lo habitual. "Hoy, en Viernes Negro, igual llevo unas 70 entregas más de las habituales, y sobre todo a domicilios", señala. "Ya voy tarde, tendría que ir más adelante con la ruta" , recuerda otra vez. No es para menos, por ejemplo, Correos espera mover estos días en Asturias unos 600.000 paquetes. Una cifra impresionante. A unos metros de Farfán, otro que no para ni un segundo es el también transportista José Francisco Garzón, más conocido como "Paco". A esas horas tiene la furgoneta ya medio vacía. Nada que ver con como estaba a primera hora de la mañana, asegura. "Se nota la subida del número de paquetes, porque hay muchas ofertas en las tiendas online", asegura. "Yo llevo aquí haciendo repartos ya seis años y de año a año esto va creciendo una barbaridad", apunta. Pero lo gordo aún está por llegar. "La Navidad es espectacular, va a ser una burrada, y cuando empecemos con las cestas y los regalos de Papá Noel y Reyes se nota mucho también", asegura Garzón. Y eso que, según algunos estudios, el 40 por ciento de los asturianos aprovechan las rebajas del Viernes Negro para ir adelantando las compras de Navidad.
Fue lo que hizo, por ejemplo, la praviana Beni Tamargo, que, móvil en mano, espera a su hija frente a un banco de la calle Palacio Valdés de Oviedo. Sobre el banco ha dejado apoyadas como una decena de bolsas. Cada una de una tienda diferente. En su interior abunda la ropa, mucha de ella para regalar a algún familiar. "Compré de todo, chaquetas, cazadoras...", dice. Los descuentos son bastante apetecibles, señala.
-¿Cuánto se podrá haber ahorrado?
-En solo uno de los jerséis igual fueron treinta euros.
En algunas tiendas las rebajas eran tan grandes que superaban el 50 por ciento. Aunque, eso sí, solo en algunos artículos muy selectos. Elena Martínez es otra que va cargada de bolsas por el centro de Oviedo. Asegura que el Viernes Negro sirve para "adelantar un poco los Reyes y ahorrar un poco de dinero". Mira en el interior de los plásticos. "Llevo varias cosas, bolsos... Bastantes cosas, muchas de ellas para regalar", dice.
-Y los descuentos, ¿cómo los ve?
-Sobre el 20 por ciento, que tampoco es mucho, pero sirve para adelantar las compras un poquitín.
El viernes se apagó ayer a las doce de la noche, pero muchos comercios han decidido alargar el Viernes Negro durante todo el fin de semana para tratar aprovechar el tirón de este llenazo comercial.
El pequeño comercio se suma a regañadientes a los descuentos
A pesar del llenazo de las calles, muchos pequeños comercios asturianos se sumaron a esta campaña de descuentos del Viernes Negro a regañadientes. Las asociaciones de comerciantes de la región aseguran que durante estas últimas semanas el consumo en Asturias ha estado prácticamente frenado. Con los dependientes cruzados de brazos tras el mostrador. La imagen contrasta con la de ayer, en la que la afluencia fue masiva. Tremenda. Faustino Chanca, de Bernardo Boutique, asegura que "nosotros hacemos descuentos desde que estas campañas empezaron, pero antes con más ilusión que ahora. Ahora nos dejamos llevar por el río mediático". El bombardeo durante estos días ha sido más bien un asedio. Los grandes grupos de distribución incluso han adelantado varios días estas rebajas para tratar de atraer clientes lo más pronto posible.
De hecho, entre el pequeño comercio había algunas pequeñas resistencias. Algunos establecimientos -los menos- de la región se negaban a sumarse a esta moda de los descuentos. "No sirve para nada", reconocía un comerciante. Pero eran una clara minoría entre los enormes carteles negros del Black Friday -siempre con el anglicismo, casi ninguno utilizaba el término en castellano- que anunciaban enormes descuentos en el resto de los escaparates.
Pero, la pregunta es: ¿funciona realmente el Viernes Negro para aumentar las ventas? El que responde es el propio Chanca. "Para el textil funcionaba mejor antes, ahora está más orientado a la tecnología, a otro tipo de consumos", argumenta, "hoy tenemos bastante gente, pero el día anterior no había nadie y anterior tampoco. Va a ser lo comido por lo servido". De hecho, este año las asociaciones de comerciantes ya han hecho poca promoción de esta campaña de descuentos. Paradójicamente, parece que mientras que los pequeños establecimientos van perdiendo interés en esta fecha, los clientes lo van ganando.
No obstante, pese a la orgía de consumo que vivieron ayer las calles y los centros comerciales de la región, los comercios esperan que la de este año sea una buena campaña de Navidad. Al menos, que sea lo suficientemente buena como para conseguir paliar algo la caída de las ventas que se han venido registrando durante este otoño. De hecho, la facturación del comercio minorista va a la baja, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero el Viernes Negro y la campaña de Navidad amenazan con revertir esa situación.
