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Trubia reclama pruebas masivas

Los vecinos de la localidad ovetense toman sus propias precauciones tras identificar contagios en la Fábrica de Armas y en un bar

José Luis Álvarez, Ana González e Iván García. Julián Rus

En la plaza del general Ordóñez de Trubia, hasta las dos figuras de bronce de la estatua de homenaje a la escuela de aprendices llevan mascarilla. A su alrededor, recién confirmada la primera alerta naranja que se decreta en Asturias en una población de rango inferior al municipio, cunden la incertidumbre y la duda, la ignorancia absoluta de lo que significará en la práctica el color del semáforo activado ayer por el Principado y una petición de test masivos como estrategia de contención del brote. En la localidad ovetense dicen tener ubicados al menos catorce contagios de los últimos días -las cifras oficiales de la Consejería de Salud contaban ayer diez- sin orígenes conectados entre sí. Habría por lo menos un foco entre trabajadores de la Fábrica de Armas que mantiene a nueve personas en cuarentena y otro originado en un establecimiento hostelero.

Dada la dimensión abarcable de esta población de apenas 2.000 habitantes, la segunda más pequeña de las avisadas hasta ahora en la región tras Ponga, "lo más útil, lo más seguro y coherente sería hacer pruebas masivas", reclama José Luis Álvarez, presidente del colectivo vecinal "Trubia se mueve", mientras espera respuestas a las peticiones que ya ha cursado al Ayuntamiento de Oviedo para que las traslade al Principado.

A pie de calle, no se sabe muy bien qué va a significar el naranja en el día a día, pero la población ya está a simple vista bastante más tranquila que de costumbre. La plaza, que al primer sol de la tarde estaría llena en condiciones normales, apenas está ocupada por un grupo escaso de padres con niños recién salidos del colegio. "La gente está bastante recogida, nos confinamos solos", dicen a coro entre dudas y confirmaciones de que nadie sabe qué cambia exactamente con el semáforo naranja. De la precaución tomada por los propios medios de cada uno que se percibe aquí desde hace unos días da testimonio Iván García, propietario de un bar que cerró por prudencia del sábado al martes pasados, sin positivos pero sabiendo que el virus venía de otro local y que aquí todos comparten clientela, y que ha reabierto mientras valora si procede volver a hacerlo el próximo fin de semana, "por si se acumula gente" y en función del movimiento y de la evolución del impacto de la pandemia en la localidad.

De momento, la evolución de los contagios en los últimos días y la decisión de García de cerrar sin que nadie se lo ordenase da fe lo que en la terraza de su establecimiento se comenta sobre la conveniencia de haber actuado antes. Se suma a esta queja la de la Federación de Asociaciones de Trubia, que denuncia falta de información, terreno abonado para el germinar de los rumores, para el "malestar generalizado" del vecindario y hasta para "la criminalización de varias familias por el simple hecho de haberse hecho los test PCR", o eso denunciaron ayer los responsables del colectivo en un comunicado. Los representantes vecinales se han dirigido a las autoridades sanitarias regionales y locales en demanda de información fidedigna, "de fuentes directas".

Mientras tanto, el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, dice estar "preocupado lo justo" por la nueva situación epidemiológica de Trubia. "La gente tiene que ser responsable y seguir las normas, que son muy claras, evitar aglomeraciones y burradas", apunta, "y nosotros estaremos vigilantes". El regidor evalúa la medida con la convicción de que "un aviso a tiempo es bueno" y promete comunicación con comerciantes y vecinos, y garantiza que "la Policía Local estará pendiente".

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