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Gran ovación de sirenas para el técnico de ambulancias fallecido: “Era de lo mejor”

El cruce de Gijón del fatal siniestro y el tanatorio de Los Arenales acogen sendos homenajes a Pablo Cortijo: “Siempre tenía una sonrisa”

Homenaje de sus compañeros al técnico de ambulancia fallecido en Gijón

Homenaje de sus compañeros al técnico de ambulancia fallecido en Gijón

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Homenaje de sus compañeros al técnico de ambulancia fallecido en Gijón Franco Torre

“Hemos perdido a uno de los nuestros, a un sanitario por vocación”. La frase se repetía ayer, una y otra vez, en el tanatorio ovetense de Los Arenales, donde se localizaba la capilla ardiente por Pablo Cortijo, el técnico de ambulancias ovetense de 37 años que perdió la vida en la madrugada del sábado en un trágico accidente de circulación en Gijón cuando estaba de servicio. En su despedida, sus compañeros protagonizaron dos emotivos homenajes, uno en el propio tanatorio y otro en el cruce donde se produjo el fatal siniestro, para arropar a la familia y recordar a un hombre que sus amigos y allegados definen como sonriente, amable y “un compañero de los de verdad”.

El primer homenaje se celebró en el cruce entre las calles Dolores Ibárruri y Monsacro, en el barrio gijonés de Nuevo Gijón, donde se produjo el accidente. La ambulancia en la que viajaba Pablo Cortijo iba a recoger a un paciente con covid cuando impactó, en circunstancias no aclaradas, con un BMW. A causa del choque, la ambulancia volcó, y Pablo Cortijo, que iba como copiloto, falleció al quedar atrapado debajo del vehículo. En ese mismo cruce se reunió ayer un centenar de profesionales, tanto de Transinsa –empresa que gestiona el transporte sanitario y para la que trabajaba Cortijo– como de Bomberos, Policía Local y Policía Nacional, además de muchos vecinos del barrio. Todos ellos se unieron en una sonora ovación en memoria del ovetense, punteada por el sonido de las sirenas de los vehículos mientras sus compañeros depositaban un ramo de flores en el lugar del siniestro.

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Homenaje de sus compañeros al técnico de ambulancia fallecido en Gijón JUAN PLAZA

Mientras en Gijón se completaba este homenaje, en las instalaciones de Transinsa en Oviedo, en el polígono del Espíritu Santo, se preparaban para acudir al tanatorio de Los Arenales. A las doce del mediodía, salió en procesión una caravana de ambulancias que atravesó la capital. Los vehículos rodearon Los Arenales antes de que los sanitarios se unieran a los amigos y allegados de Pablo Cortijo en un sentido aplauso, que se prolongó varios minutos. La familia más cercana del fallecido –su viuda, Susana García; sus padres, Juan Cortijo y María Jesús Requejo; y su hermana, Noelia Cortijo– participaba conmovida en un homenaje que reflejaba el cariño que sus compañeros y amigos sentían por el difunto. “Fui su mentor a la hora de formarse y obtener la habilitación para trabajar con ambulancias convencionales, pero puedo asegurar que aprendí yo más de él de lo que pude enseñarle”, aseguraba Juan González, responsable de formación de Transinsa. De su experiencia con Pablo Cortijo, Juan González recuerda con emoción cómo el joven descubrió progresivamente su vocación por el servicio sanitario, al tiempo que iba completando con brillantez las distintas etapas de su formación. “Me hablaba mucho de su madre, que es enfermera jubilada, y me expresaba sus dudas sobre si valdría para esto. Pero desde el primer momento se vio que sí, y que además sería un excelente profesional, porque tenía un trato exquisito con los pacientes, mostrando siempre una gran humanidad. Y era además una persona seria en su trabajo, pero al tiempo muy sonriente. Un compañero de los de verdad, que siempre daba lo mejor de sí mismo”, destacaba.

“Pablo era impresionante, estaba entregado a todo lo que hacía, siempre con pasión. Tenía una palabra amable y arrimaba el hombro, siempre estaba cuando hacía falta”, resaltaba José Casal, que también intervino tras el accidente en el que perdió la vida Pablo Cortijo. Esa idea, la de su alegría y ganas, también le queda como recuerdo a Yohana García: “Si pienso en él me sale una sonrisa, porque era muy gracioso. Tenía claro que había que disfrutar de la familia y del trabajo, siempre lo decía. Pero ahora nos falta aquí”.

“Siempre tenía una sonrisa, era de lo mejor. Ponía mucho afán en todo lo que hacía, daba la vida, y por desgracia ahí se quedó”, explicaba María José García, visiblemente afectada. Esta compañera de trabajo además le conocía “desde siempre”, puesto que fue vecina de él en Colloto, donde incluso hicieron juntos la comunión.

Una caravana de ambulancias homenajea a Pablo Cortijo a las puertas del tanatorio

Una caravana de ambulancias homenajea a Pablo Cortijo a las puertas del tanatorio F. T.

María Rodríguez fue la primera compañera que le atendió tras el accidente. Ayer fue la encargada de colocar un ramo de flores en el lugar en el que Pablo Cortijo dejó su vida la madrugada del sábado. Como muchos de sus compañeros, le costó contener las lágrimas. “Se nos fue lo mejor, una persona genial. Duele porque no tenía que estar ahí, había cambiado el turno de trabajo. Era de los que le llamabas a las dos de la mañana y te atendía. No es justo”, lamentaba. Tras colocar el ramo de flores, la mujer se vino abajo, desconsolada. “No puede ser, no puede estar pasando”, lloraba entre abrazos de otros compañeros, en una mañana fría, en la que unos pequeños rayos de sol se abrieron paso para despedir a “una persona que se hacía querer”, como le define Tomás Burgo, otro técnico sanitario de ambulancias, que tiene claro que este duro mazazo no les hará perder ese empeño por seguir trabajando en estos momentos duros. “No nos había pasado nunca esto. Es muy duro. Todos hemos perdido familiares y seres queridos, pero esto es algo especial y diferente. Estamos a veces desbordados, pero esto lo vamos a sacar adelante por mucho que nos afecte”, aseguraba.

Aunque llevaba pocos años en el sector, Pablo Cortijo era una persona muy conocida entre los sanitarios. “Se formó con nosotros, lo conocimos bien, y era una persona muy grande, un enorme compañero y un profesional extraordinario. Se va uno de los nuestros ”, lamenta Carlos Paniceres, consejero delegado de Transinsa. “La disponibilidad de Pablo era tan grande”, continúa Paniceres, “que durante la primera oleada se ofreció para que Manu Brabo le acompañara, cuando el fotógrafo contactó con nosotros porque buscaba captar la lucha de los sanitarios contra el covid”. El fotoperiodista, impactado y emocionado por el fallecimiento de Pablo Cortijo, acudió ayer a la capilla ardiente para dar su pésame a la familia, que según avanzó Paniceres recibirá las fotos que Brabo hizo con el sanitario.

Entre las personas que acudieron ayer a los funerales también estaba el consejero de Salud, Pablo Fernández. “Queríamos acompañar a la familia en estos momentos tan duros. Pablo Cortijo era un sanitario que iba a recoger a un paciente con covid para trasladarlo, representa a todos los sanitarios que están luchando contra la pandemia”, destacó el consejero. Los restos de Pablo Cortijo, cuya pérdida también se ha sentido mucho en círculos oviedistas pues era un fiel seguidor del equipo carbayón, fueron incinerados ayer y recibirán sepultura el miércoles en el cementerio de Castrillo de Duero (Valladolid), donde se oficiará un funeral por su alma.

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