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"Se veía venir, no levanta cabeza", cuentan del hombre que acuchilló en Salas a dos guardias civiles que lo iban a llevar al juzgado

El agresor no pasa por buenas momentos y vive asediado por las deudas | Los agentes heridos, fuera de peligro

El edificio donde tuvo lugar la agresión, a la entrada de Salas.

Dos guardias civiles fueron atacados ayer a las 8.30 horas con un machete y un hacha por un vecino salense, Hilario R. R., al que pretendían llevarse para que compareciera en una citación judicial que había esquivado durante medio año. Ocurrió a la entrada de Salas, en la calle La Vega, apartada del centro de la villa, donde estos días los peregrinos que hacen el Camino de Santiago se detienen para tomar un respiro. Los agentes sufrieron heridas –uno en una mano y el otro en la cabeza– y, aunque no parecían ser muy graves, fueron trasladados al Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA) para hacerles más pruebas. En la puerta del domicilio donde tuvo lugar el incidente aún se podían observar al mediodía los restos de sangre de los agentes heridos durante la agresión. El hombre fue detenido.

Hilario R. R., de 65 años y que ejerció durante casi tres décadas como taxista en Salas, es muy conocido en la localidad, en la que todo el mundo sabe de la delicada situación económica por la que atraviesa y cómo “le ha afectado en su comportamiento”. El agresor tenía pendiente un pleito después de que le denunciaran y se hiciera público que tenía a sus vacas sueltas y sin sanear en una explotación agraria que había adquirido en Poles, en el concejo salense. Según algunas de las personas conocedoras del asunto, uno de los demandantes fue precisamente un hijo, al ver la situación en la que se encontraba la explotación.

Restos de sangre en la acera junto al edificio de la agresión.

Restos de sangre en la acera junto al edificio de la agresión. I. C.

Además, la inversión que realizó en Poles, donde estaba construyendo una cuadra enorme, le había superado, llevándole a caer en impagos y a ser finalmente embargado. De hecho, estas mismas fuentes confirman que la explotación de Poles ya no es de su propiedad, que le fue embargada por la Caja Rural, que ya se la ha vendido a un particular. Por si fuera poco, se le había abierto un expediente por no cuidar del bienestar de los animales que tenía a su cargo y, por este motivo, está pendiente de ser inhabilitado para llevar una explotación de este tipo.

“Se veía venir que un día iba a pasar algo”, lamenta Fernando Marrón, vecino de Salas y coordinador regional de la Unión de Sectoriales Agrarias de Asturias (USAGA), que tiene una finca próxima a la que tenía Hilario R. R. en Poles. Ya habían sucedido, según Marrón, algunos episodios alarmantes con otras personas, como un enfrentamiento con una vecina a la que acabó persiguiendo durante unos metros después de reñir con ella.

Hilario R. R. llegó a Salas procedente de El Puerto (Somiedo) y, tras varios años como taxista, profesión en la que, según cuentan los vecinos de la localidad, le fue bien e hizo dinero, se decidió a hacer una fuerte inversión para poner en marcha la explotación agraria de Poles. Los vecinos coinciden en que se trata de una persona “muy peculiar”, que “piensa que todo el mundo le debe dinero”.

La finca de Poles (Salas) embargada al agresor de los guardias civiles

“Llevaba un tiempo que no levantaba cabeza”, señala otro vecino de la localidad tras conocer los sucesos que tuvieron lugar ayer en la vivienda situada a la entrada de la villa salense.

Los hechos ocurridos ayer fueron objeto también de condena por parte de la delegación del Principado de Asturias de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). “Lamentamos la agresión sufrida por dos compañeros del puesto de Salas, así como les deseamos pronta recuperación de sus heridas”, señalaba en un escrito la asociación, que a continuación pedía una reforma del Código Penal para sancionar con más dureza este tipo de actitudes: “Ataques como el acontecido reafirman la postura de la AUGC y del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en orden a modificar el Código Penal en busca de una mayor protección para los miembros de los cuerpos policiales a través del aumento de las penas aplicadas en ilícitos penales de delitos de atentado contra agente de la autoridad”.

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