Jaume Duch Guillot (Barcelona, 1962) es portavoz y director general de Comunicación del Parlamento Europeo. Licenciado en Derecho, ejerció como profesor en la Universidad de Barcelona y es desde 1990 funcionario de la Unión Europea (UE). Impartirá mañana en el aula magna del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, a las 12.05 horas, la charla magistral “El futuro de Europa y la juventud: valores y principios que definen a la UE y retos de la juventud en el entorno actual”, enmarcada en el acto de clausura del XIV programa de mentoring de Compromiso Asturias XXI.
–¿Cuál es la utilidad de las instituciones europeas?
–Cada vez hay más cosas que decidimos conjuntamente como europeos. La UE ha demostrado su utilidad de manera muy evidente, por ejemplo, en la lucha contra la pandemia. Lo estamos viendo ahora también con la guerra de Ucrania y cómo nos estamos organizando para ser autónomos en materia energética. El mensaje fundamental es que hay muchas cosas que ya solo podemos hacer bien a nivel europeo.
–Pero esas instituciones parecen lejanas, ¿quizá no se está comunicando bien su labor?
–El problema es la lejanía geográfica y mediática. Las instituciones europeas toman muchas decisiones, pero los medios de comunicación no pueden estar tan presentes en Bruselas como en las capitales de los estados miembros. Eso provoca que las informaciones sobre crisis, discusiones y batallas internas o peleas entre países acaban tapando las muchísimas decisiones positivas para la gente que se toman casi a diario. Esta semana se han votado en el Parlamento Europeo una serie de leyes que van a aumentar de manera exponencial la protección de los ciudadanos, por ejemplo, en la utilización de internet. Veremos cuánta gente se da cuenta de que esa protección se logra gracias a lo que legislan las instituciones europeas.
–¿Es entonces importante votar en las elecciones europeas?
–Todas las razones que sirven para votar en las elecciones autonómicas o nacionales valen también para las europeas.
–¿Teme una reacción agresiva de Rusia a la incorporación de Ucrania a la UE?
–De momento, Rusia está reaccionando a la ampliación de la OTAN; no ha habido reacción oficial a la petición de Ucrania para ingresar en la UE, ni a la señal positiva de esta, que significa que, cuando sea posible, debería entrar. La agresión de Rusia contra Ucrania, en el fondo, es también una agresión contra Europa, la UE, y el modelo de vida europeo, democrático y de respeto a los derechos humanos. Cuando uno habla con colegas de los países bálticos o de Polonia comprende que hay peligro de que lo que Rusia ha hecho con Ucrania, si no se le paran los pies, lo haga con otros países, incluido algunos de los que ya son miembros de la UE.
–¿Cómo vive el Parlamento Europeo este desafío de Rusia?
–Primero, con consternación, porque es una guerra con cientos de víctimas inocentes y que ha obligado a más de cinco millones de ciudadanos de Ucrania a desplazarse. Desde el punto de vista político, con una llamada muy clara y muy fuerte a la unidad de la UE. Con algunas dificultades, lógicas porque son veintisiete países y cada uno con circunstancias diferentes, la UE ya ha sido capaz de aprobar seis paquetes consecutivos de sanciones contra Rusia, de impulsar un sistema para financiar la compra de armamento que se pone a disposición de Ucrania, de poner en marcha un plan de acogida de refugiados y de planificar un programa de ayuda a la reconstrucción del país cuando la guerra acabe. Podemos mostrarnos satisfechos de la manera unánime en que la UE ha respondido a una situación que hace unos meses parecía imposible: una guerra de agresión y de anexión territorial en Europa.
–¿Está ayudando la guerra a que Europa esté más unida?
–Sí. De hecho, Europa está más unida desde el referéndum del brexit. Hubo quien auguró que detrás del Reino Unido se irían otros países y que habría divisiones y grietas en la Unión, pero no fue así. La UE funcionó con muchísima solidez en ese asunto. Y lo mismo con el covid, pues supo reaccionar de manera unánime. Ahora, con la guerra de Ucrania, la unidad se confirma. La UE está mucho más consolidada y su imagen ha mejorado muchísimo en estos últimos tres o cuatro años.
–¿Descarta más salidas?
–El brexit demostró que salirse de la UE acarrea muchos inconvenientes y casi ninguna ventaja. Pero es verdad que la guerra ha alejado aún más cualquier veleidad. Al punto que partidos de extrema derecha que en su momento propugnaban la salida, ahora ya hablan de reformar la UE desde dentro.
–¿Los populismos ya no ponen en peligro la Unión?
–Los populismos lo que hacen es complicar la toma de decisiones, sobre todo en el Consejo, cuando deben tomarse por unanimidad. Pero si hay un antídoto a los populismos es, precisamente, una UE que funcione y que funcione bien.
–¿Es España clave para acabar con la dependencia del gas ruso?
–España no depende del gas ruso y puede contribuir a la autonomía energética de la UE, fundamentalmente, a través de los oleoductos que la conectan con el norte de África. También puede jugar un papel importante en todo lo referente a las energías renovables, en las que es un país puntero.
–¿Cómo afronta la UE la crisis hispano-argelina?
–Se ha visto, tanto en el caso de España como en muchos otros, que cuando un país de la UE tiene problemas con terceros, las instituciones europeas se ponen de su parte. Esa es otra de las ventajas de formar parte de la UE.
–Hace unos días la comisaria de Interior, Ylva Johansson, calificaba de inaceptable la muerte de inmigrantes en las fronteras de la UE y propuso un plan de inmigración y asilo. ¿Cuándo saldrá adelante?
–Hace ya unos años que una de las prioridades del Parlamento Europeo es aprobar ese plan. En la anterior legislatura se manifestó a favor, pero algunos países bloquearon en el Consejo su puesta en marcha. Ahora se ha vuelto a poner el plan encima de la mesa. Viendo lo que ha pasado con los refugiados ucranianos y la situación en el flanco sur, vamos a ver si el Consejo puede desbloquearlo. Porque quizá no sea toda la solución, pero sí una parte importante de ella, y está claro que intentar emigrar no debería costarle la vida a nadie.
–Esta semana se debatió en el Parlamento Europeo el alza de precios. ¿Alguna conclusión?
–En el debate quedó muy claro que las instituciones se tienen que movilizar para reducir el coste de la inflación, y sobre todo su impacto en las capas más frágiles de la sociedad. Ahí la institución que juega un papel muy importante, y lo va a seguir jugando, es el Banco Central Europeo, que tiene los instrumentos necesarios para frenar la inflación. El Parlamento Europeo ya pidió anteriormente la puesta en marcha de una serie de programas de ayuda, sabiendo que hay unos 200.000 millones de Next Generation pendientes de adjudicación y que una parte podría ir a programas que reduzcan el golpe de la inflación en los ciudadanos con menos medios.
–Existe una sensación generalizada entre los asturianos de que la voz de Asturias no se escucha en el exterior. ¿Se oye alguna vez en el Parlamento Europeo?
–Sí. Hay diputados que se encargan muy directamente de que se tengan en cuenta los intereses asturianos. Los diputados europeos funcionan tanto por su adscripción ideológica como por la geográfica. Y es como tiene que ser. Asturias está muy bien representada en el Parlamento Europeo.
–¿Qué le parecen iniciativas como Compromiso Asturias siglo XXI?
–Son muy importantes, porque el mundo está cambiando a toda velocidad y debemos adaptar tanto nuestros programas educativos como las vías de acceso al mundo del trabajo. Hace unos años, cuando uno acababa los estudios, encontraba un trabajo y normalmente se quedaba toda la vida en la misma empresa u ocupación. Eso ha cambiado: las generaciones actuales saben que tendrán que trabajar en diferentes cosas, en diferentes sitios, que son muy importantes las lenguas, que es fundamental saber moverse y adaptarse. Y este tipo de iniciativas ayudan a capacitar a la gente y a hacerle entender cuáles son las claves de una vida profesional positiva. Ayudan, y eso es muy importante, a enlazar la última etapa del mundo educativo con la primera del mundo laboral.
