E. CAMPO

«El artista no tiene que justificarse». Esta es una de las premisas que defiende el pintor Pedro Neira Espolita (Avilés, 1975), consagrado al arte desde hace una década aunque sólo ahora comenzó a exponer su obra al público. Heredero de la saga de los Espolita, fue su profesora de 8º. de EGB la que le animó a pedir en su casa una caja de pinturas, y poco después pasaría a ser aprendiz de dibujo en el taller de Andrés Cerezo. «Trabajo de forma muy obsesiva, hay obras con las que estuve 10 años. Hubo épocas en las que fue incluso enfermizo», asegura. Ahora presenta en Cajastur «Figura y Paisaje», un repaso a las distintas fases de su trabajo que está ligado al de los clásicos: Velázquez, Rembrandt, los Impresionistas... En un momento en el que las líneas artísticas están encaminadas hacia otro tipo de propuestas, él defiende la libertad del trabajo, alejado de manifiestos y del diseño, para ponerse al lado de un discurso figurativo en que las pinceladas heredadas son cada vez más personales y que no necesitan ninguna explicación.

«Veo a los artistas más empeñados en hacer un ensayo que en pintar un cuadro. Yo quise empezar por el principio». Neira Espolita no renuncia a esa referencia de los clásicos, a la fusión de dibujo y de la plasticidad del óleo. «Busco el equilibrio entre ellos, hasta donde pueda llegar, con una pintura cada vez más expresiva, utilizando los colores y la plasticidad para acompañar el carácter del personaje».

Pedro Neira Espolita confiesa que le costó mucho sacar su trabajo a la luz, a una exposición pública. «Hasta ahora no considera que tuviera un trabajo que pudiera defender. Mi obra es muy personal, supongo que es la vocación, entiendo el arte más como una forma de vivir que como una forma de ganarme la vida». No obstante la pintura es también su fuente de ingresos, principalmente mediante encargos. «Es difícil, pero no me quejo, he podido pintar durante estos diez años». Jugar en casa, con esta exposición, es una forma de contar a sus conciudadanos a qué dedica gran parte de sus horas de vida, y también de cosechar buenas críticas: «Las reacciones de la gente son muy buenas».

Este pintor se embarcó en la aventura artística tras estudiar en la Escuela de Arte de Oviedo y finalizar estudios de Bellas Artes en Salamanca. «Cuando sales de la Facultad no sabes pintar. Lo que cuenta es la experiencia posterior, el trabajo personal». Los resultados pueden verse durante todo el mes en Cajastur.