Macbeth fue un rey sanguinario que gobernó Escocia en el filo de la espada y en los primeros años del siglo XI . Sus equilibrios en el gobierno, más o menos, los llevó a escena un joven William Shakespeare unos siglos después y compuso una de sus siete tragedias capitales: la de codicia del poder y la de la ambición sin freno. Y su espectáculo se convirtió en clásico. El viernes pasado el "foyer" de la primera planta del auditorio del Niemeyer, la explanada de acceso a la platea del mismo auditorio y las tablas del teatro diseñado por Oscar Niemeyer fueron tres escenarios para vivir una nueva manera de disfrutar del teatro: el teatro de proximidad, algo más allá del "Off", que es sólo un circuito ajeno al comercial. El teatro de proximidad es el que pretende convertir al espectador en parte de la tragedia. Y esta pretensión la alcanzaron los componentes de la compañía de "La Pensión de las Pulgas", la de José Martret y Alberto Puraenvidia, dos empresarios capaces de revolucionar el teatro español en estos tiempos de agotamiento de los espectáculos a costa del 21 por ciento del IVA.

Desde finales del siglo XVII I y hasta el momento presente han sido millones las versiones teatrales sobre las muertes del rey escocés más conocido de todos los tiempos. En apenas dos semanas los espectadores avilesinos han podido disfrutar de dos de ellas: "Los Mácbez" y "MBig", un acierto, según comentaron los espectadores que asistieron a las dos funciones, porque se han podido observar dos maneras distintas de ver un mismo texto. La de Andrés Lima y Javier Gutiérrez por un lado, y la de Martret y Puraenvidia por otro. La burla política y el histrionismo por un lado y la reflexión sobre el capitalismo más salvaje por otro. Una, localizada en las catacumbas de la Xunta de Galicia y la otra, en el inframundo de una corporación internacional gobernada a sangre y fuego. Dos "Macbeth" modernos que coinciden en el tiempo por puro azar. Fueron otros los momentos de varios "Hamlet" o de varios "Othello" al tiempo.

La propuesta de Martret y Puraenvidia -"MBig"- nació para un escenario muy determinado: La Pensión de las Pulgas, un pequeño teatro situado en la madrileña calle Huertas, en Madrid, la antigua casa de la Bella Chelito reconvertida en tres escenarios por los que sólo pueden pasar 26 personas a la vez. Y, pese a ello, la función se ha convertido en la primera recomendada por "La Guía del Ocio" de Madrid por varias semanas consecutivas. Y este es un índice de primera envergadura puesto que "MBig" sólo ha salido dos veces de su escenario original: la primera para ir a Vitoria y, el viernes pasado, para representar en Avilés. La conmoción creada con esta propuesta novedosa de teatro de proximidad tiene que hacer pensar a los productores del montaje sobre la necesidad de iniciar una gira nacional. Pero con más de una función, porque una sabe a poco y la afición por el buen teatro se queda en nada si la oferta es tan escuálida.

Los que pasaron por "MBig" coinciden al afirmar que disfrutaron de la mejor función teatral programada hasta la fecha en el Niemeyer. Y se agarran a una propuesta de respetar los versos de Shakespeare hasta la pureza más absoluta (dos brujas sintetizan las tres del bardo de Stratford y, siendo dos, siguen hablando de tres, que es lo que escribió Shakespere). Camelia es la única creación de la nada de Martret y Puraenvidia. Es la acotadora, la que conduce a los espectadores de escenario a escenario. Y lo hace leyendo textos de autoayuda sobre cómo gobernar una empresa. Lo contrario que hace Macbeth, lo contrario de lo que vivieron en primera persona los espectadores que disfrutaron de una función para la memoria. Sobre todo los ocho que se sentaron en la mesa final: la de la muerte