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FRANCISCO JAVIER LLANEZA | Presidente de la Asociación Española de Ergonomía

"El mango de la guadaña es un ejemplo de solución ergonómica"

"Existen evidencias científicas de que la ergonomía reduce los accidentes y aumenta la productividad de las empresas"

Francisco Javier Llaneza, ayer, en Avilés. RICARDO SOLÍS

Francisco Javier Llaneza (Oviedo, 1958) es ingeniero técnico de Minas y diplomado también en Ergonomía por la Universidad de París. Ayer inauguró en Avilés el congreso internacional "Ergonomía y psicosociología aplicada" como presidente de la Asociación Española de Ergonomía.

-Llevan 15 años celebrando el congreso en la ciudad. ¿Avilés es una ciudad ergonómica?

-Avilés es una ciudad que se ha transformado profundamente en los últimos años: ha pasado de ser una ciudad pesquera e industrial a ser un referente nacional e internacional de la ergonomía. Tanto es así que le he propuesto al concejal de Promoción de Ciudad, Manuel Campa, que el Ayuntamiento le de a una calle o a una plaza el nombre de Ergonomía.

-¿Qué entiende por ergonomía?

-La ergonomía tiene carácter transversal, es más que una disciplina preventiva y va más allá de la prevención de riesgos. Nos ocupamos del bienestar y calidad de vida del hombre en sus roles de trabajador, consumidor y usuario. Por lo tanto, la ergonomía es una disciplina muy amplia. Se ocupa tanto del trabajo clásico o artesanal como del trabajo colectivo.

-Es una disciplina relativamente joven.

-La ergonomía se transformó en ciencia hace unos setenta años, pero antaño los agricultores ya hacían elecciones ergonómicas sin saberlo. Un ejemplo: elegir el mango de la guadaña en función del tamaño de la mano y de la fuerza de quien la maneja era una decisión ergonómica. Lo mismo con otros aperos de labranza, del trabajo en la mina...

-¿Cómo entra ahora la ergonomía en las empresas?

-Al igual que otras disciplinas preventivas entra en cumplimiento de las obligaciones legales en la materia. En la prevención de riesgos laborales tenemos muchas indicaciones, la primera de ella adaptar el puesto de trabajo a las personas de acuerdo a sus dimensiones físicas y a sus limitaciones psíquicas. Pero va más allá, porque incorporar elementos ergonómicos en las empresas supone mejorar los procesos productivos, los dispositivos tecnológicos, las herramientas... Y todo esto redunda en una mayor productividad, algo fundamental para la subsistencia de las organizaciones, que son las que crean trabajo.

-Entonces, ¿la ergonomía aumenta la productividad?

-Sin duda. Hay indicadores que dan una evidencia científica de que aplicando la ergonomía se generan beneficios. La ergonomía es productiva, ayuda a mejorar la salud de los trabajadores y también la salud económica y social de la empresa. Los empresarios, eso sí, están más por el economía que por la ergonomía, por eso nosotros tenemos que dar argumentos que dejen claro que la ergonomía reduce los accidentes y enfermedades y mejora la productividad.

-Ahora los niños estudian con ordenadores y tienen teléfonos móviles. ¿Se aplica la ergonomía a los menores?

-La ergonomía es fundamental en el diseño de productos: no es lo mismo diseñar para un niño que para un anciano. Pero esto todavía no se hace así porque esos productos tienen un coste añadido.

-El congreso finaliza hoy en Avilés.

-Sí. Se están tocando temas muy importantes como el síndrome de "burnout" (síndrome del quemado), que afecta a personas que trabajan cara al público y sufren estrés, los trastornos musculoesqueléticos, la ergonomía en el sector sanitario o el acoso laboral.

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