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La parroquia de Sabugo adquiere un cáliz para la comunión de celiacos

Las personas con intolerancia al gluten participan de la eucaristía sólo con vino

El sacerdote José Antonio González Montoto muestra el recipiente que usan los celiacos de la parroquia para comulgar. MARA VILLAMUZA

Veintiún años hace que la iglesia católica reguló la participación en la eucaristía de las personas con enfermedad celíaca, alcoholismo u otras enfermedades similares incompatibles con las expresiones físicas del sacramento de la comunión: el pan y el vino. La parroquia de Santo Tomás de Cantorbery, una de las mayores de Avilés, ha desarrollado ahora la normativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe dando un paso modesto, pero simbólico, para la plena integración de los celíacos en los oficios eucarísticos: la compra de un cáliz de plata que sirve de recipiente para que los afectados por la intolerancia al gluten puedan comulgar, en su caso con la ingesta de un trago de vino. El párroco José Antonio González Montoto asegura que, como mínimo, hay un feligrés que cada domingo hace uso del cáliz y que de ese modo puede cumplir su deseo de comulgar sin poner en riesgo su salud, cosa que antes hacía al ingerir un trocito de hostia. La Iglesia considera inválido para la consagración el pan carente de gluten, por lo que los celíacos suelen optar por la fórmula del vino para comulgar.

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