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Prisioneros del rock

La metáfora reina en los temas de "40 Barrotes", que prepara su tercer disco para finales de año

Tres de los integrantes de "40 Barrotes", en una calle de Avilés. RICARDO SOLÍS

Una canción de los bilbaínos "Zer bizio?" titulada "40 barrotes negros" le dio pistas a un grupo de músicos avilesinos para nombrar su nuevo proyecto musical. Le quitaron el adjetivo y lo dejaron en "40 Barrotes", una denominación que cogió más cuerpo cuando en su local de ensayo, en Beloño (Gijón), les colocaron barrotes para evitar robos. Su música no es catalogable, se mueven por el rock y, en ocasiones, tocan más "blando" y otras "más duro". Tienen la habilidad para conjugar un sonido no identificable para los amantes de las etiquetas. Unos lo llaman "rock adulto", cuestión que a los componentes del grupo les hace sonreír. Sus letras son instrospectivas y relatan lo cotidiano, sus pensamientos, juegan con las dobles lecturas y se mueven en el mundo de la metáfora y el sentido figurado, y no suelen recurrir a la reivindicación.

El cuarteto está formado ahora por Toño Campesino, al bajo; José Ornia, a la batería; Ramiro Braña, a la guitarra y coros; y Fredo, que hace tiempo solo quiere ser eso, Fredo, sin apellidos, vocalista y guitarrista. Salvo las baquetas, la formación se mantiene como en sus inicios en 2009. Con el bombo, las cajas y los platillos comenzó Silvia, luego llegó Mikel y, desde hace tiempo, José Ornia es el baterista. "La batería era nuestro talón de Aquiles", relatan.

Desde que la banda se formó, su intención fue tener un disco. Y así lo hicieron. En 2012, se desplazan a Oviedo para grabar su primer trabajo, "40 Barrotes", en los estudios Distrito Federal, con Dani Sevillano y David Feito y distribuido por El SUbko producciones. Publican once temas de su rock particular. Presentan el disco en Gijón, en enero de 2013, durante una noche con ciclogénesis explosiva. "Mal augurio", bromean. Ese disco contó con las baquetas de Mikel, aún en la banda.

Tras una gira por Oviedo, Gijón, León y Avilés, entre otros escenarios, la banda decide que es el momento de volver a los estudios. Por aquel entonces, Mikel ya había dejado de ser uno más de "40 Barrotes". Grabaron los temas con una batería programada para guiar a Miguel Herrero, que la tocaría después en la segunda grabación de la banda, "Gemidos a destiempo", en los estudios Acme de Avilés.

El grupo reconoce que el primer disco se presentó "a contrapié, a carreras". Por eso, sus integrantes optaron por la cautela a la hora de sacar su segundo trabajo. Es más, tardaron un año en presentarlo para que no faltara ningún detalle y para que José Ornia se empapara de los ritmos, ya que se acababa de incorporar a las baquetas. "Generamos un bloque, un grupo", destacan. Eso les llevó a la presentación de "Gemidos a destiempo", en La Calleja de La Ciega (Oviedo), y después por otros mil y un escenarios. En agosto, tocaron en el festival La Mar de Ruido y, meses antes, colaboraron con la asociación "La Curuxa". Ahora piensan en tocar fuera de Asturias y en volver al estudio para confeccionar la tercera pieza de la historia de "40 Barrotes", que prevé estar finiquitada para finales de año.

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