"La especulación con el carbón en la minería asturiana es de siempre", señaló ayer Luis Aurelio González Prieto, que presentó su último libro "Oro negro, dinero sucio" en el marco de la segunda jornada de los XIV Encuentros de patrimonio minero que se celebran en el centro cultural Valey de Piedras Blancas.

González Prieto, licenciado en Derecho y autor de una amplia obra, es profesor en el instituto de Cangas de Onís. El especialista muestra en su obra la investigación que ha realizado en los últimos años sobre los orígenes de la minería asturiana en el período que va de 1830 a 1860, tras bucear en varios archivos históricos como los de París, Madrid "y en algunas embajadas".

"La corrupción y la especulación en la minería asturiana ya se deba en el siglo XIX. La especulación es de siempre, es una constante. Más antes que ahora porque había menos controles públicos", afirmó. "La creencia popular de que lo que está pasando ahora nunca pasó no es cierta. Hay documentación de la bolsa de Londres donde se ve los tratos especulativos con el carbón en el XIX", añadió.

En "Oro negro, dinero sucio", González Prieto plasma el desarrollo de las empresas mineras que se establecieron en las cuencas asturianas. "Llegaron a partir de 1830 a Asturias grandes empresas para explotar el carbón", dijo. El sevillano, Alejandro Aguado, marqués de las Marismas, fue uno de los banqueros más importantes de París y falleció en Gijón en 1842 en un viaje que realizó para ver sus minas. Aguado, según el escritor, fue uno de los impulsores de compañías mineras en las cuencas asturianas.

Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, duque de Riánsares, fue el promotor de los múltiples negocios y creó empresas promotoras del ferrocarril en Asturias. El duque de Riánsares se casó con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias cuando ésta enviudó del rey Fernando VII y regente del Reino entre 1833 y 1840, durante una parte de la minoría de edad de su hija Isabel. "El duque de Riánsares benefició a Asturias y ayudó a que la región ingresara en la Revolución Industrial", explicó el escritor.

González Prieto incluye tangencialmente en su obra a la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM) de Arnao. "Agustín Aguado se interesó en un primer momento. Luego no le interesó y fueron dos socios suyos de París lo que parece que se involucraron en el proyecto. La RCAM no fue muy especulativa y no estaba por el pelotazo por ello languideció su negocio del carbón y se involucró en el cinc", concluyó.